Qué tendrá el agua que quedamos obnubilados cuando la vemos caer. Las cascadas son unos de los atractivos favoritos de los amantes de la naturaleza. Cuanto mayor es la caída del agua, también lo es el premio de estar ante ella. España puede presumir de tener en sus espacios naturales algunas de las cascadas más impresionantes del mundo, como el Salto del Nervión, en la frontera entre Álava y Burgos, con sus imponentes 220 metros de altura.
Zamora también cuenta con un puñado de cascadas dignas de visitar en su territorio. A las maravillas naturales del Lago de Sanabria, las Lagunas de Villafáfila y los Arribes del Duero hay que sumar estos espacios donde los saltos de agua son absolutos protagonistas. Estas son las principales cascadas de la provincia:
Apenas 35 kilómetros separan Zamora de la cascada de Abelón, en Abelón de Sayago. Es un bonito salto con varias caídas cuyas aguas desembocan al curso del Duero, en el embalse de Villalcampo. Este espacio natural da para mucho más. Los amantes del senderismo pueden hacer rutas, muy fáciles o con escasa dificultad y disfrutar de los puentecillos y monumentos de piedra, paredes y pasos de agua tan característicos de la comarca de Sayago.
Lastras de Aguas Bravas es una cascada estacional ubicada en Mámoles, en los Arribes del Duero. Y muy cerca del fantástico mirador del Testero del Burro. Si se desea hacer una ruta a pie, se puede partir de Mámoles y caminar hacia el sur. Un camino de poco más de cinco kilómetros muy sencillo que permite disfrutar de esta cascada y su entorno.
En Almaraz de Duero se puede disfrutar de la cascada de las Pilas, que se encuentra en un antiguo poblado minero a orillas del río Duero. Está casi oculta entre las rocas y depende de si ha habido lluvias recientes, pero la ruta, de unos nueve kilómetros y sencilla, merece la visita.
La cascada de Sotillo es la más popular del parque natural del Lago de Sanabria. Miles de personas recorren cada año esta apasionante ruta que tiene caídas de agua de 40 metros de altura y durante el trayecto se pueden observar decenas de especies de árboles y plantas.
La cascada de la Palia es quizá la más desconocida de todas. Está cerca de Carbajales de Alba, junto al embalse de Ricobayo. Para llegar se puede hacer una sencilla ruta de unos 3,6 kilómetros muy sencilla, con espacios muy fotogénicos antes de llegar al salto de agua.