Samuel Navalón y Jordi Pérez, apodado ‘El Niño de las Monjas’, ya son nuevos matadores de toros de Valencia desde este sábado por la tarde con alternativas de categoría y triunfo, un título que acredita un nuevo -y muy difícil- camino en el mundo del toro tras su buena carrera como novilleros. Y es que Valencia puede presumir de nuevos toreros en este 2024, un círculo que cerrará el novillero de Algemesí, Nek Romero, con su alternativa el próximo 9 d’Octubre en la plaza de toros de Valènciadurante la despedida de Enrique Ponce de los ruedos españoles.
Por su parte, Navalón, apellido ilustre en el toreo, nació en Ayora hace 19 años, en la capital de la comarca del Valle de Ayora-Cofrentes, pero se crio en Almansa, un municipio de la provincia de Albacete. De hecho, a los diez años se apuntó a la Escuela Taurina de Albacete después de que en la placita de toros de la Virgen del Rosario, la de la ermita de Ayora, dio sus primeros capotazos siendo un niño. Un sueño, ese de ser matador de toros, que este sábado se completó con su doctorado en la Feria Taurina de la Virgen de Los Llanos de Albacete con José María Manzanares de padrino y Andrés Roca Rey de testigo en una plaza que colgó el ‘No hay billetes’.
Las emociones fuertes de Navalón
Para la historia quedará que el toro de la ceremonia, de la ganadería de Jandilla, se llamó ‘Zafía’, marcado con el número 80, nacido en septiembre de 2019, negro de capa y de 465 kilos de peso, y que a la postre fue un gran ejemplar, sobre todo, en la muleta.
Y hasta la puerta de chiqueros se marchó Navalón para recibirlo, vestido con el tradicional blanco y oro para la ceremonia. Tras la limpia larga cambiada de rodillas, se sucedieron verónicas y chicuelinas en la mismísima boca de riego, para luego hilvanar también ajustadísimas gaoneras. Aquí ya apuntó sus intenciones: las emociones fuertes. Con la muleta, inició con pases cambiados por la espalda en los medios y cimentó una faena de ligazón, quietud y mano baja que hizo rugir a los tendidos. Todo con la entrega como base. A todo corazón. Transmitió al natural y, tras un espadazo, los tendidos se llenaron de blanco para pedir las dos orejas. Sin embargo, la presidenta Genoveva Armero lo declinó y el toricantano solamente paseó una oreja, pero dio tres vueltas al ruedo.
El joven de Ayora redondeó su tarde con el sexto. Se marchó, de nuevo, a la puerta de chiqueros y el público desató en un clamor. El joven de Ayora fue arrollado mientras inició su labor de muleta por estatuarios y sufrió una fuerte voltereta, de la que se repuso rápidamente para volver a la cara del toro. A base de entrega, firmeza y buena expresión, sobre todo, en su toreo por la mano derecha, volvió a desatar la pasión de los tendidos y puso al público en pie. El mal uso de los aceros dejó el triunfo en una sola oreja, la llave que le abría la puerta grande en un día tan señalado.
En el horizonte, a los 14 días de su alternativa, se presentará en Las Ventas para su confirmación con Enrique Ponce de padrino, que se despide ese día de Madrid.
Este sábado, en Albacete, José María Manzanares fue silenciado en su primero y ovacionado en su segundo tras dibujar buenos naturales. Andrés Roca Rey también fue silenciado en su primero y aplaudido en el quinto tras emborronar su labor con los aceros, aunque los ejemplares de Jandilla no ayudaron al lucimiento. Albacete agradeció el esfuerzo del joven peruano, especialmente en el quinto, donde se jugó la vida.
El triunfo de Jordi Pérez
El Niño de las Monjas nació en Carlet hace 24 años y a los 11 años fue acogido por las madres del Hogar de San José de la Montaña, pertenecientes a la Orden de la Madre de los Desamparados. Tomó la alternativa este sábado en la plaza de toros de Utiel con más de media plaza de entrada con Alejandro Talavante de padrino, que sustituía a Morante de la Puebla, y Emilio de Justo de testigo.
Para las estadísticas también quedará que el animal de la ceremonia fue ‘Único’, marcado con el número 11, nacido en marzo del 2020, castaño de capa y de 460 kilos, que fue extraordinario. Y el toricantano también se fue a chiqueros a recibirlo y, a partir de ahí, llegó una faena vibrante, de mucha emoción, gracias a la buena clase y el motor del animal de la divisa charra, un ejemplar que no se cansó de embestir. El joven de Carlet, que también lucía el preceptivo vestido blanco y oro, estuvo entregado y dejó constancia de sus maneras con semejante papeleta, nada fácil: un gran toro de Castillejo de Huebra. Pero no se amilanó y convenció a La Utielana, parroquia entregada al toreo en el festejo en honor a la Santísima Virgen del Remedio. Tras un pinchazo, paseó una oreja. Precisamente, en la espada se dejó la puerta grande en el sexto, otro buen animal de Castillejo, con clase por el pitón izquierdo, por donde llegó lo mejor de su labor.
Este sábado en Utiel, Talavante fue ovacionado en su primero y cortó una oreja con petición de la segunda en su segundo. Emilio de Justo dio una vuelta al ruedo en el quinto tras una gran faena.
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