La guerra en Ucrania, que ya se extiende por tres años, está generando una carga financiera significativa para los contribuyentes rusos. Janis Kluge, investigadora del Instituto Alemán de Asuntos Internacionales y de Seguridad, reportó que en el primer semestre de 2024, Rusia asignó un récord de 5,3 billones de rublos (55.650 millones de dólares) a la defensa, según datos del sistema de presupuesto electrónico. Esta cifra representa un incremento del 36% en comparación con el mismo período del año anterior, lo que implica 1,4 billones de rublos adicionales (16.770 millones de dólares).

Kluge calculó que el gobierno está gastando semanalmente 203.000 millones de rublos (2.250 millones de dólares), lo que equivale a 29.000 millones de rublos diarios (322,6 millones de dólares) y 1.200 millones de rublos por hora (13,3 millones de dólares) en apoyo al ejército y la compra de armamento. Este gasto militar, que ha crecido de forma abrupta en seis meses, supera en 1,5 veces el presupuesto anual destinado al programa de apoyo a la economía nacional (3,89 billones de rublos o 42.300 millones de dólares).

Para poner en perspectiva el descomunal gasto, es tres veces mayor que todo el presupuesto anual del sistema educativo superior ruso (1,546 billones de rublos o 17.200 millones de dólares), equivale a 18 años del presupuesto del Proyecto Nacional de Salud (290.000 millones de rublos o 3.200 millones de dólares) y supera 90 veces el presupuesto anual de una región pobre como la República de Tuvá (56.000 millones de rublos o 623 millones de dólares).

Uno de los aspectos más destacados, según Kluge, es el crecimiento del gasto secreto, utilizado en gran parte para adquirir armas para el frente. Este financiamiento oculto ha llegado a cerca de un billón de rublos (11.000 millones de dólares) por trimestre. Además, los fondos públicos para adquisiciones de defensa han aumentado un 54% en comparación con el año pasado, y un 126% respecto a 2022.

El reclutamiento militar también ha visto un considerable aumento, con un 25% más de inversión que el año pasado y un notable incremento del 175% respecto a 2021, impulsado por la contratación de “voluntarios” y soldados para suplir las bajas en el frente. Paralelamente, se ha incrementado el gasto en cooperación técnico-militar internacional, posiblemente vinculado a la compra de municiones y misiles de países como Irán y Corea del Norte. Según las estimaciones de Kluge, este gasto fue de casi 120.000 millones de rublos (1.300 millones de dólares) en el primer trimestre, subiendo a más de 150.000 millones de rublos (1.700 millones de dólares) en el segundo trimestre.

La colaboración con Irán y Corea del Norte sugiere que Rusia está reorientando sus alianzas hacia naciones más aisladas, lo que podría implicar un distanciamiento de las potencias occidentales y añadir más complejidad al panorama geopolítico. En el ámbito interno, el gasto militar masivo del Kremlin podría fomentar el orgullo nacional, aunque también existe el riesgo de descontento público si las dificultades económicas empiezan a afectar sectores sociales importantes.

El presupuesto militar de Rusia para 2024 alcanza los 10,8 billones de rublos (120.000 millones de dólares), lo que equivale a casi el 30% del gasto total, un récord desde la época soviética. Kluge proyecta que el gasto real podría escalar hasta 13,3 billones de rublos (148.000 millones de dólares) para finales de año, representando entre el 7% y el 8% del PIB, cifras comparables a los presupuestos militares de dictaduras africanas como Argelia (8,2% del PIB) y Sudán del Sur (6,3% del PIB).

A pesar de este enorme gasto militar, Rusia parece manejarlo sin tensiones fiscales considerables. El presupuesto federal registró superávit en cuatro de los primeros ocho meses de 2024, con un déficit total al cierre de agosto de unos modestos 331.000 millones de rublos (3.600 millones de dólares), apenas una sexta parte de la proyección anual.

Sin embargo, la reciente caída en los precios del petróleo podría generar complicaciones para el presupuesto. Analistas de Rosbank advierten que el precio del crudo Urales bajó en septiembre por debajo de los 60 dólares por barril por primera vez este año, una reducción del 18% respecto al mes anterior. El Tesoro ruso había presupuestado con base en un precio de 70 dólares por barril, lo que plantea preocupaciones sobre el futuro financiamiento de los gastos militares, dado que los actuales precios del petróleo “no son cómodos” para el presupuesto federal, particularmente en vista de los altos costos militares.

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