El Organismo Internacional de Energía Atómica comienza a inspeccionar el estado de la red eléctrica atacada por Rusia en torno a las centrales nucleares ucranianas, donde la situación es cada vez más impredecible debido al creciente riesgo de incidentes en medio de los continuos ataques masivos. Por primera vez, la misión de vigilancia del OIEA visitó el jueves una de las subestaciones clave para garantizar el funcionamiento seguro de las centrales nucleares, informa Ukrenergo, el operador de la red eléctrica ucraniana.
Su presencia en el lugar debería contribuir a disuadir a Rusia de atacar las instalaciones de transmisión de electricidad, señaló la víspera en un comunicado el director interino de la empresa, Oleksí Brejt. «La atención de la comunidad internacional es un apoyo a nuestra lucha contra el terror energético» de Rusia, subrayó.
Evaluar la situación en las subestaciones es importante, ya que la seguridad de las centrales nucleares depende de una conexión estable a la red, subrayó el director general del OIEA, Rafael Grossi, en la última actualización de la situación en Ucrania. «En las últimas semanas y meses, la situación se ha vuelto cada vez más precaria en este sentido», indicó. Según el argentino, la misión del OIEA a la subestación de Kyivska, en la región de Kiev, observó daños a causa de un ataque anterior, pero señaló que, tras las reparaciones, la instalación ha vuelto a funcionar a pleno rendimiento.
La preocupación por la seguridad de las centrales nucleares ucranianas, responsables actualmente de la generación de alrededor del 60 % de su electricidad, aumentó tras el último ataque masivo ruso contra el sistema energético a finales de agosto. Al dañar simultáneamente varias subestaciones clave en torno a las centrales, el bombardeo provocó la desconexión temporal de cuatro reactores de los nueve en funcionamiento, lo que podría haber provocado un grave incidente radiactivo, advirtieron expertos ucranianos en energía.
Los reactores no están diseñados para enfrentarse repetidamente a sucesos tan peligrosos y una nueva pérdida de acceso a la red podría provocar fácilmente la fusión del combustible nuclear y una fuga radiactiva, explicó Olga Kosharna, cofundadora del Centro Anticrisis de Expertos Nucleares de Ucrania. «Los rusos saben perfectamente lo que hacen y el riesgo que sus ataques suponen para las centrales», subrayó.
Por tanto, Rusia no solo quiere sumir a Ucrania en la oscuridad antes del invierno, sino que busca provocar un incidente en una instalación nuclear, dijo a Efe el experto en energía Volodímir Omelchenko, del Centro Razumkov, con sede en Kiev.
Dos centrales, las de Rivne y Jmelnitski, están situadas cerca de la frontera con la Unión Europea (UE), enfatizó, y pidió una fuerte presión internacional sobre Rusia para evitar nuevos ataques selectivos.
Ataques peligrosos
Mientras tanto, los continuos ataques de Rusia contra las ciudades e infraestructuras de Ucrania siguen suponiendo una amenaza directa para las centrales. Aparte de los riesgos persistentes en la central inactiva de Zaporiyia, ocupada por Rusia, más de cien misiles y drones han volado en las proximidades de las centrales en funcionamiento en las últimas semanas, informó el viernes su operador, Energoatom.
Según la nota enviada ese mismo día por Ucrania al OIEA, el 5 de septiembre se avistaron 12 drones rusos que se dirigían hacia la central nuclear del Sur. Los miembros de la misión del organismo en el lugar escucharon sonidos de vehículos aéreos no tripulados y disparos. Uno de los drones pasó volando a menos de un kilómetro de la central, mientras que otro cayó cerca, también a menos de un kilómetro de distancia.
Estos sucesos suponen un riesgo significativo para la seguridad general de las estaciones y su conexión a la red, socavando así la seguridad nuclear, reza la nota. «La comunidad internacional debe obligar a la Federación Rusa a dejar de crear amenazas a las centrales nucleares de Ucrania», subrayó Petro Kotin, jefe de Energoatom. Según los expertos nucleares, los aliados de Ucrania podrían ejercer más presión apuntando a Rosatom, el gigante nuclear ruso con múltiples contratos en todo el mundo, con sanciones destinadas a perturbar su actividad internacional.