Las imágenes satelitales tomadas en 2022 y en agosto de 2024 sobre una base de almacenamiento en las cercanías del pueblo de Shchuche, en la región de Kurgan, muestran una reducción significativa en la cantidad de artillería remolcada rusa. La producción de nuevas unidades en ese período se limitó a los modelos 2S43 Malva y Msta-SM, lo que genera dudas sobre la capacidad del Kremlin para sostener la guerra en Ucrania.

De acuerdo con fuentes locales, la situación de las fábricas es crítica. Motovilikha se declaró en quiebra en 2018, lo que dejó a la Planta 9 como el único fabricante, aunque con dificultades. Las condiciones de trabajo en esta planta son duras, con trabajadores tayikos operando en talleres improvisados. Un empleado describió la planta como un sitio en ruinas, aunque oficialmente se considera una instalación de defensa. “Todo está en palabras, pero está escrito en la página web. Cuando pasas por la planta, te dan ganas de llorar. Solo hay ruinas”, comentó en Telegram.

La Planta Militar 9, ubicada en Kurgan, se especializa en la producción de artillería remolcada y autopropulsada, como los obuses 2A65 Msta-B y cañones antitanque, habiendo sido históricamente un proveedor clave para las fuerzas armadas rusas. No obstante, la industria de defensa rusa, tradicionalmente orgullosa de sus instalaciones militares de primer nivel, parece enfrentar un declive. En Ekaterimburgo, Uraltransmash continúa produciendo artillería autopropulsada como el 2S19 Msta-S y el 2S35 Koalitsiya-SV, mientras que Motovilikha, en Perm, y Kurganmashzavod, conocida por fabricar el BMP-3, también contribuyen a la producción de sistemas de artillería.

Desde que Rusia inició su invasión a gran escala de Ucrania en 2022, las imágenes satelitales han evidenciado una drástica reducción en el equipamiento militar almacenado en sus bases, incluyendo tanques, artillería y aviones. Un caso notable es el depósito de Vagzhanovo en Buriatia, donde se ha retirado casi la mitad de los vehículos blindados y tanques almacenados. Antes de la invasión, se estimaba que el depósito albergaba alrededor de 3.840 unidades de equipo militar, pero para mediados de 2023, esa cifra había disminuido a 2.270, lo que representa una reducción del 40%.

Este descenso en el equipo militar almacenado se aceleró tras la campaña de movilización rusa en septiembre de 2022, lo que resalta la urgente necesidad de refuerzos en Ucrania. En respuesta, Rusia ha tenido que recurrir cada vez más a equipamiento de la era soviética, como los tanques T-62, fabricados entre las décadas de 1960 y 1970. Algunos de estos tanques antiguos han sido reacondicionados para ser utilizados en el frente de batalla, reflejando el desgaste sufrido por los tanques más modernos de Rusia, muchos de los cuales fueron destruidos durante el primer año de la guerra.

Se estima que las fuerzas rusas han perdido hasta el 50% de sus tanques más avanzados en el primer año de guerra, lo que ha forzado al ejército a extraer más equipo de sus reservas. Este agotamiento no se limita a los tanques; la artillería, los vehículos blindados y los aviones también han sufrido recortes similares. La inteligencia de fuentes abiertas y las imágenes satelitales confirman que las bases de almacenamiento en toda Rusia enfrentan los mismos desafíos.

Los expertos coinciden en que esta reducción refleja las dificultades de Rusia para mantener sus vehículos militares operativos, agravadas por las sanciones internacionales y los problemas en la cadena de suministro, que han obstaculizado la producción de nuevo equipamiento. La creciente dependencia de vehículos y equipos obsoletos de la era soviética genera preocupaciones sobre la sostenibilidad de las iniciativas militares rusas a largo plazo. Aunque estos equipos antiguos siguen en uso, sus limitaciones tecnológicas representan un desafío frente al armamento moderno de Ucrania, respaldado por el suministro occidental.

El evidente agotamiento de las reservas militares rusas, claramente visible en las imágenes satelitales, resalta el profundo impacto que la guerra ha tenido en las capacidades defensivas de Rusia y pone en duda su capacidad de mantener su preparación militar en el futuro.

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