Es una verdad mundialmente reconocida que si eres famoso tienes que intentar sacar partido de tu nombre en algún otro negocio. Es el recorrido natural tras hacer tanto dinero a diversas marcas como imagen publicitaria, En los años 2000 los perfumes de famosos se convirtieron en la definición de este propósito, pero prácticamente ninguno triunfó. Las empresas de Rihanna, Selena Gomez o Gwyneth Paltrow son las excepciones en un mundo en el que parece que es más fácil fracasar que tener éxito. Incluso Kim Kardashian se ha vuelto a renovar con sus negocios. Pero no todos los proyectos tienen la misma suerte.

La prueba está en que Luis Alfonso de Borbón, hijo de Carmen Martínez-Bordiú, ha lanzado su propio negocio de cartas y le ha salido rana. Comenzó este proyecto en 2020 y ha creado hasta 12 juegos de mesa, con base de cartas, para reunirse con los amigos o la familia, según desvelaba en una entrevista con Vanitatis. Y a pesar de la buena intención que pudieran tener, han presentado las cuentas y la empresa declara pérdidas de 116.000 euros. Todavía no ha cerrado, pero parece una cuestión de tiempo.

Luis Alfonso de Borbón en una foto de archivo. | Europa Press

Cuando ni la cercanía sirve

Peor fue la situación de Sarah Jessica Parker, que directamente ha tenido que echar el cierre a su empresa de zapatos. Después de diez años vendiendo calzado de todo tipo pero, sobre todo, tacones coloridos y altísimos, en agosto anunció que se acababa el negocio. Solo quedaba una tienda, situada en la calle Bleecker, en el West Village de Manhattan. Es decir, justo al lado de donde se encuentra la casa donde se rodaba el exterior su pisito en Sexo en Nueva York, para intentar captar a los fans. Sin embargo, el pasado 25 de agosto colgó el cartel de cerrado para continuar unos días más acabando existencias en la web. A pesar de que la temporada de otoño de 2024 se presentó a principios de mes.

SJP ha salido hasta en And just like that… pero no parece haber sido suficiente para mantener la firma de zapatos. Quizás los precios eran demasiado altos para la clientela, puesto que comenzaban entorno a los 400 para subir hasta más de 1.000 euros. No hay una fecha oficial para el final de la firma pero se sabe que será este otoño.

¿Cómo podían seguir abiertas?

Unas expertas en crear negocios asociados a su nombre son las hermanas Kardashian. Si bien su reality es la mayor y más lucrativa apuesta empresarial que han hecho nunca, cuando empezó la intención era otra. Kourtney, Kim y Khloé Kardashian pretendían promocionar Dash, su tienda de ropa. Keeping Up with the Kardashians se estrenó en 2007, un año después de que se lanzaran a abrir este comercio en el barrio de Calabasas, donde vendían ropa y accesorios de mujer.

A medida que se iban haciendo cada vez más famosas incluían sus libros y la ropa con la que se les veía habitualmente. También botellas de agua o velas. No eran excesivamente caras, ya que incluían todo tipo de rangos de precios, y tenían prendas propias y también de otras firmas. Sin embargo, en 2018 Kim Kardashian anunció que después de 12 años en activo habían tomado la decisión de cerrar. La respuesta del público general fue unánime: ¿seguían abiertas?

Algo parecido ocurrió cuando, a comienzos de este año, Kim Kardashian anunció que su videojuego cerraría después de una década. Esa apuesta se convirtió en la más lucrativa hace seis años, pero poco a poco perdió fuelle. De la misma manera que su nueva firma, Skims, es ahora la joya de su corona.

Si te quedas sin trabajo

Aunque ahora es una de las actrices españolas más reconocidas en todo el mundo, cuando comenzó su carrera Úrsula Corberó no sabía si le iba a ir bien o no. Por eso, cuando en 2012 se vio sin trabajo tomó la decisión de ponerse manos a la obra. Acababa de terminar su contrato en Gran Reserva y decidió utilizar sus ahorros para intentar conseguir algo más de dinero. Según explicaba en su blog, habló con unos amigos de sus padres que tienen una cadena de ropa hippy en Ibiza y compró una franquicia.

La firma de Úrsula Corberó, Ursulolita, cerró en 2016 tras cuatro años de actividad.
La firma de Úrsula Corberó, Ursulolita, cerró en 2016 tras cuatro años de actividad. | Facebook

Abrió su establecimiento y dos años después tomó la decisión de ponerle su nombre a la marca, Ursulolita. La regentaba su madre y vendía ropa de este estilo hippy chic que tanto se llevaba en los primeros años de los 2010. Sin embargo, en 2016 se dio cuenta de que el negocio no era sostenible y terminó cerrando sus puertas.

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