«Ahora que no hay cigarras, utilizaría el sonido del bucio para espantar el hambre, porque el mundo está muy desequilibrado y hay unos a los que les sobra y otros a los que les falta», aseveró este sábado Juana González, una de las vecinas de Santa María de Guía que salió a la calle para celebrar la Bajada de la Rama de las Marías y cumplir con el voto de Vergara que hizo este pueblo en 1811 para conseguir erradicar una plaga de langostas y la fiebre amarilla que aún azotaba la Isla.

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