En Estados Unidos solo el 25% de los ciudadanos están satisfechos con cómo van las cosas en el país según los últimos datos de Gallup. Es el porcentaje más bajo antes de las elecciones presidenciales desde 2008. Y la opción que tienen los estadounidenses para intentar cambiar las cosas es votar por Donald Trump, un republicano que ya ocupó la Casa Blanca y que ha retomado como principal mensaje su descripción apocalíptica de una nación «que se muere» y «en declive» que solo él puede retornar a su supuesta grandeza, o Kamala Harris, la vicepresidenta en el Gobierno de Joe Biden, que propone «un nuevo camino hacia delante» a la vez que defiende los logros de la presidencia demócrata.

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