El gobierno de los Países Bajos ha autorizado el uso de armas entregadas a Ucrania para atacar objetivos en Rusia. Sin embargo, se enfrenta a dificultades en la entrega de un prometido sistema de defensa aérea a Kiev: el sistema tierra-aire Patriot.
Según medios holandeses que citan a fuentes del Ministerio de Defensa, el compromiso de proporcionar estos sistemas a Ucrania ha sido cancelado. La razón principal se debe a que un aliado optó por no participar en la cadena de suministro, aunque las autoridades no han revelado cuál fue. Algunos analistas consideran que la estrecha relación entre Alemania y los Países Bajos en materia de defensa aérea, sobre todo en el uso de los sistemas Patriot, ha influido en esta decisión.
Desde Berlín han expresado su preocupación, afirmando que el envío de más defensas aéreas podría poner en riesgo su propia seguridad. Esta precaución cobra especial importancia, dado que varios países europeos de la OTAN permiten a Ucrania realizar ataques en territorio ruso. La colaboración entre ambos países con el sistema Patriot genera dudas sobre la efectividad operativa si uno de estos sistemas fuera destruido, ya que dependen de ellos para defenderse de amenazas como misiles balísticos y de crucero.
El ministro de Defensa holandés, Kajsa Ollongren, subrayó la importancia del sistema Patriot, afirmando que su pérdida afectaría significativamente la capacidad de defensa de ambas naciones. La integración de los sistemas de defensa es clave para cumplir con el marco colectivo de la OTAN, y la posible retirada del sistema holandés, debido a la falta de cooperación alemana, podría reducir la eficiencia operativa conjunta.
Expertos militares han advertido que la retirada podría debilitar la capacidad de defensa frente a amenazas aéreas, haciendo a ambos países más vulnerables. Al mismo tiempo, algunos sugieren que liberar recursos de los sistemas Patriot permitiría priorizar otras áreas militares, pero esta visión ha sido criticada por ser de corto alcance. Tanto en los Países Bajos como en Alemania, los expertos insisten en que se debe priorizar la defensa colectiva por encima de intereses nacionales individuales.
Un portavoz militar holandés destacó que “nuestra fortaleza en defensa aérea reside en nuestra unidad”, subrayando que la alteración de esta cooperación podría debilitar la postura defensiva de ambos países. Aunque pueden haber ventajas a corto plazo, las consecuencias de reducir las capacidades Patriot serían perjudiciales a largo plazo.
El presidente ruso, Vladimir Putin, ha advertido que cualquier ataque con armas de la OTAN en suelo ruso sería interpretado como una intervención directa en la guerra, lo que incrementaría significativamente las tensiones. Putin ha reiterado que el uso de equipo militar occidental por parte de Ucrania contra Rusia provocaría una respuesta contundente de Moscú, lo que añade complejidad al panorama geopolítico.
Para 2024, Alemania dispone de 12 sistemas Patriot, que forman parte esencial de su estrategia defensiva contra amenazas aéreas, incluidos drones y misiles. La relación de Alemania con el sistema Patriot se remonta a finales de los años 80, y en respuesta a las preocupaciones de seguridad actuales, ha invertido en la expansión de sus capacidades, incluyendo la adquisición de ocho unidades adicionales.
Los Países Bajos, por su parte, cuentan con cuatro sistemas Patriot, adquiridos a finales de los años 90. Estos sistemas fortalecen las capacidades de defensa aérea del país, y su compromiso se refuerza con la compra de misiles de nueva generación como el PAC-3 GEM-T y contratos conjuntos con otras naciones de la OTAN para reabastecer sus arsenales.