Las turbinas eólicas constituyen el elemento básico de este sistema de energía renovable, pero siguen presentando problemas difíciles de solucionar. Las grandes aspas son causa de una elevadísima mortalidad de aves y murciélagos, especies protegidas que, además, son necesarias para mantener el equilibrio de la biodiversidad. Ahora, un nuevo sistema de aerogenerador no solo evita la existencia de esas grandes aspas, sino que, visto desde el exterior, ningún elemento parece moverse en él.
Diseñada por la empresa Aeromine Technologies, esta turbina eólica no se parece en absoluto a un aerogenerador tradicional: ni reposa sobre un alto mástil ni tiene aspas: nada se mueve. En vez de ello, tiene un gran bloque central y paneles verticales que tienen el perfil curvado típico de las alas de los aviones.
Y es que, según explica Aeromine Technologies, este diseño está pensado para crear un efecto de vacío. Cuando este generador se coloca en la azotea de un edificio y se orienta hacia el viento predominante, el sistema acelera aún más el viento que entra en la unidad, lo que crea una región de baja presión detrás de la columna que se ve en el centro.
A consecuencia de ello, el aire pasa por la parte inferior de la unidad, donde hay una hélice que, al igual que una turbina eólica normal, hace girar un generador y produce energía.
Según la empresa, esta turbina genera varias veces más electricidad que los paneles solares que se instalan en el techo de una vivienda, y además tiene un ciclo de vida muy superior a éstos o a las turbinas convencionales.
En todo caso, «nuestra tecnología de energía eólica ‘inmóvil’ también está diseñada para funcionar a la perfección junto con los sistemas solares, maximizando la producción de energía renovable de los tejados», afirma Claus Lønborg, director general de Aeromine, en un comunicado.
Seguro para las aves
Según Lønborg, este diseño sin aspas también podría ayudar a «resolver problemas como el ruido y las vibraciones», pero además podría actuar como solución potencial a un problema asociado desde hace tiempo a las turbinas eólicas tradicionales: su impacto en la fauna, y principalmente en las aves.
En España, millones de aves mueren todos los años al chocar contra las aspas de los aerogeneradores, incluyendo aves protegidas o en peligro de extinción. También los murciélagos (necesarios para combatir las plagas de insectos) están muriendo en grandes cantidades por el mismo motivo. De momento, no se ha hallado una solución plenamente satisfactoria a este problema, que amenaza con aumentar debido a la progresiva extensión de los parques eólicos en nuestro país.
La tecnología fue inventada y patentada en 2015 por su fundador, Carsten H. Westergaard, basándose en su experiencia profesional en el campo de la aerodinámica y tecnología eólica a gran escala. Basada en sólidos principios físicos combinados de forma novedosa, la ciencia que hay tras este sistema ha sido validado mediante investigaciones y pruebas de campo en los Laboratorios Nacionales Sandía y la Universidad Tecnológica de Texas (EEUU), y se ha publicado en varios artículos científicos. En 2021, Carsten Westergaard, Martin Manniche y David Asarnow fundaron Aeromine Technologies.
La empresa recaudó su primera ronda de financiación de serie A en diciembre de 2023. En 2022 se instaló la primera unidad piloto con BASF en Wyandotte, Michigan. Con posterioridad, se han seguido instalando más turbinas experimentales de cara al lanzamiento comercial completo del producto en 2024.
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