Las denuncias por explotación y abuso sexual contra la hipersexualizada marca Abercrombie & Fitch, conocida por su uso de chicos «guapos» sin camiseta para «atraer a otras personas guapas», no para de crecer. El pasado octubre, la BBC revelaba que la compañía habría ocultado las actividades sexuales que Mike Jeffries, exdirector ejecutivo de A&F (y Hollister) en el año 2011, llevó a acabo con los modelos y empleados contratados por la marca desde -al menos- 2009 hasta 2015.
El último en denunciar ha sido ‘Luke’, un joven que por aquel entonces tenía 20 años y que viajó desde Los Ángeles hasta Madrid (donde planeaban abrir una tienda en 2011) para «hacer una sesión de fotos». A su llegada al hotel fue llevado a la suite presidencial en donde, según narra, «la luz era tenue y las paredes oscuras, adornadas con fotografías eróticas de abdominales masculinos«.
‘Luke’, que ha preferido mantener su anonimato, cuenta a la BBC que «los asistentes de Jeffries comenzaron a participar en juegos de rol, alentándolo a actuar como un recepcionista sin camisa», mientras el CEO de Abercrombie se hacía pasar por un «cliente -junto a su novio Matthew Smith– al que debía impresionar ya que le iba a comprar mucha ropa». Ambos comenzaron a tocarlo, llegando Jeffrey a besarle sin su consentimiento y a practicarle sexo oral. «Intenté evitar toda la situación lo más que pude, pero Michael se puso muy agresivo», lamenta ‘Luke’.
Junto con ‘Luke’ ya son ocho los hombres que han denunciado ser víctimas de las agresiones llevadas a cabo en los eventos organizados por Jeffries y Smith en nombre la multinacional de ropa. Gracias a la exclusiva revelada por la BBC en 2023, el FBI ha podido investigar y constatar que 20 personas ayudaron a ambos depredadores sexuales a preparar dichos eventos.
Inyecciones de viagra
‘Luke’ fue contactado a través de una web de modelos y recibió 3.500 euros en efectivo la noche anterior al ‘evento’, los cuales consideró que estaban destinados a los «gastos generales» de su estancia en Madrid.
Gracias a las declaraciones del resto de testigos se ha podido averiguar que Jeffries contaba con medios adicionales. Una de sus estrategias consistía en utilizar a otros «selectos» jóvenes, que viajaban por todo el mundo como imagen de la marca reclutando a muchachos «aparentes». Posteriormente, estos individuos supervisaban el buen funcionamiento de los eventos sexuales y participaban en los role play.
Pero no se queda ahí. Varias de las víctimas cuenta a la BBC cómo le inyectaron viagra líquida en el pene. «Sentí que iba a morir», cuenta bajo el seudónimo de ‘Mark’ otro denunciante, tras sufrir una erección extrema después de inyectarle viagra durante un evento en una de las casas de Jeffries en Nueva York. «Estaba caliente, mareado y en estado de shock. Nadie llamó a una ambulancia», asegura. Posteriormemte, Jeffreis y su pareja intentaron mantener relaciones sexuales con él.
Tanto Jeffreis (80 años) como Smith (61 años), se han negado a responder ninguna pregunta. «El tribunal es el lugar donde trataremos este asunto», defienden sus abogados.
‘No me sentí explotado’
Otro de los testigos es Diego Guillén (42 años), ahora propietario de su propio bufete de abogados y agente inmobiliario. Guillén, entrevistado por el FBI, asegura a la BBC que la pareja de empresarios le pagaban 500 dólares cada sábado de 2011 por llamar a los invitados a los eventos sexuales. En total contabiliza unas 80 llamadas en siete meses.
Guillén fue reclutado en la calle por el intermediario de Smith, James Jacobson, momento en el que comenzó a asistir a los eventos que Jeffrei celebraba en la ciudad Nueva York. «Nunca había practicado sexo por dinero, pero en aquel momento estaba desempleado y sin hogar. Dormía en la oficina de un amigo», cuenta, «no me sentí explotado».
Basándose en su experiencia, Guillén defiende que -al igual que el- los hombres presentes en los eventos «no tenían ninguna obligación, ni ninguna presión» y que «estaban bien pagados».
«Michael y Matthew son hombres homosexuales de alto perfil y les gustaba tener sexo con hombres jóvenes y guapos. Y como son mayores, sabían que la verdadera manera de lograrlo era ser generosos», dice, «pero con pleno consentimiento y asegurándose de que ellos lo quisieran y les gustara. Y eso es todo».