El músico puertorriqueño René Pérez Joglar, Residente, abre este sábado en el Palau Sant Jordi la gira internacional de presentación de ‘Las letras ya no importan’ mientras trabaja en su primera película como realizador, basada en el líder revolucionario José Maldonado, conocido como ‘Águila Blanca’.

‘Las letras ya no importan’, ¿un título provocador para un artista que ha dado siempre una gran importancia a los textos? 

Es irónico, me burlo quizá de mí mismo y de la realidad, de lo que siento que pasa hoy en día. Un día estaba en un concierto de alguien que admiro y todo el mundo estaba cantando una canción y yo no entendía nada de lo que decía. Y es que las letras ya no importan. Es lo que me hace sentir triste de la música. En algún momento yo sentí que se daba importancia a las letras, y yo quise ser parte de eso, pero cada vez se le da menos valor. Luego está la IA. Ahora, el plan es sustituir a los escritores. Es lo que están peleando ahora en Hollywood. Pasa en la música ya, crear canciones con IA.

Artefactos que se cuelgan en las plataformas, a través de ‘bots’, y acceden al reparto de derechos de autor. 

Es inquietante, aunque se trata de saber usar la herramienta. Yo no escribiría una letra con IA, pero la uso en algunas cosas, para crear imágenes, diseños rápidos. Tengo fe en que no va a poder sustituir las cosas que vienen del alma. Pero es preocupante que el público llegue a no saber distinguir entre una cosa y la otra. 

Me burlo quizá de mí mismo y de la realidad, de lo que siento que pasa hoy en día

Este álbum debía publicarse a finales de 2023 y acabó saliendo en febrero. Entonces dijo que el retraso era debido al impacto que tuvo en usted la guerra en Gaza.

Sí, lo aplacé porque no me sentía bien sacando el disco en ese momento. Me sentía muy triste. No podía dormir. No me sentía bien para salir a defender un disco. Veía aquellas imágenes y pensaba en mi hijo. Lo de Ucrania también. Yo odio la guerra, la violencia. Y ahora lo de Venezuela, un país al que ya no voy desde hace 11 años. Veo lo que pasa allí y es devastador.  

¿Qué piensa de las elecciones venezolanas?

No soy quién para hablar de un país en el que no vivo, no vivo su sufrimiento, pero sí tengo quizá el poder artístico de pedir a las organizaciones internacionales que exijan pruebas de que el gobierno verdaderamente ganó las elecciones. Que muestren los números. Han matado a chamaquitos que han salido en la calle a defender sus ideas.

Gaza, Ucrania… Yo odio la guerra, la violencia. Y ahora lo de Venezuela

Y como puertorriqueño que vive en Nueva York, ¿cómo ve la campaña estadounidense?

Lamentablemente, Puerto Rico es una colonia de Estados Unidos. Nosotros no podemos votar al presidente de Estados Unidos, sino que tenemos que rezar para que ellos voten a alguien que sea bueno, porque va a ser nuestro presidente. Entonces, yo no creo ya en los políticos. Se me hace bien difícil confiar en ellos.

Volviendo al álbum, la muerte está bastante presente, ya desde el mismo arranque con la nota de voz de la fallecida violinista Valentina Gasparini, introducción del tema ‘313’. ¿Se ha querido apartar de la temática social?

Es un disco bien personal. He querido diferenciar este proyecto de Calle 13. En temas como ‘313’, ‘Ron en el piso’, ‘Pólvora de ayer’…, toco el tema del tiempo, de las cosas que se acaban, y se siente como algo existencial. 

En ‘El malestar de la cultura’ cita a Freud.

En la cultura tiene que haber un equilibrio para mantenerla viva y saludable. No lo hay cuando pierde su identidad o cuando está tan pendiente de mantenerla que se olvida de caminar hacia adelante. 

Quiero hacer cine, mi verdadero sueño de toda la vida. El cine me parece desafiante

El álbum dura hora y media, y resulta exigente en estos tiempos de tonadas viralizadas en TikTok.

Sí, todo va en contra de la lógica. Los videos del disco duran ocho o diez minutos. Me la jugué, pero siempre he creído en hacer lo que se siente. Tengo fe en la gente, a que le pueda prestar atención a cosas que se siente que se hicieron con amor. Pero este disco es una transición a lo que viene, que será quizá más organizado conceptualmente, porque este tiene temas que vienen de otro momento. 

El músico puertorriqueño Residente. / EPC

Entonces, ¿habrá otro álbum? ¿No se despide de la música, como había dejado entrever?

Yo no me puedo despedir con este disco, y no porque no quiera. De hecho, no voy a despedirme porque siento que siempre voy a hacer música, pero puede que por un momento deje de hacerla para hacer otras cosas. Pero es posible que el próximo disco quiera convertirlo en una gran obra y presentarlo así. Aunque creo que el disco que yo quiero hacer a la gente no le va a gustar.

¿Por qué lo cree?

Porque quizá va a estar muy volado. No sé. Pero ahora estoy disfrutando de este y lo voy a tocar.

Sus razones para apartarse de la música, ¿tienen más que ver con el cansancio de la industria o por inquietudes de hacer otras cosas?

Es todo ello. Una razón es esa, cómo se mueve la música hoy en día. Va por un lado que no diré que esté mal pero que no es la razón por la que yo dije que quería hacer esto. Es un camino que va por la red social, TikTok, la facilidad y la velocidad, que no voy ni a intentar, porque no me interesa. Que lo hagan los más jóvenes. Que sean creativos con todo eso. Y la otra razón es porque quiero hacer cine, mi verdadero sueño de toda la vida. El cine me parece desafiante, porque involucra todos los medios. Necesito sentirme como cuando estaba en la universidad, hacer arte y no pensar en un público al que tenga que gustarle. 

Anunció hace ya cuatro años que su primera película, como realizador, sería en torno a la figura José Maldonado, ‘Águila Blanca’, revolucionario puertorriqueño. ¿Es ese el proyecto que tiene entre manos?

Sí, la estoy terminando de escribir con Alex Dineralis, que hizo ‘Birdman’. Es una película política, pero no de un modo obvio. Pero Puerto Rico es un país politizado, porque es una colonia, y la película es sobre ese período en el que España cede el país a Estados Unidos. Una película que conecta con ‘Gangs of New York’, ‘Django desencadenado’, ‘12 años de esclavitud’…

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