En el Líbano, Josep Borrell, el Alto Representante para la Política Exterior de la Unión Europea, se ha confesado. «La Unión Europea está haciendo mucho pero no tenemos una varita mágica«, ha dicho en la rueda de prensa que pone fin a su gira por Oriente Próximo de la última semana. Desde Beirut, Borrell ha reconocido las dificultades para que la diplomacia detenga la ofensiva militar israelí contra la Franja de Gaza, que ya se ha cobrado 41.000 vidas palestinas. «Tenemos la capacidad de utilizar nuestros recursos financieros y diplomáticos para intentar conseguir la paz en la región, y eso es lo que estamos haciendo y lo que haremos», ha defendido a las puertas de que la región cumpla un año de guerra, en la que ha tenido su protagonismo los choques entre Israel e Hizbula, la milicia libanesa proiraní.
Borrell se ha despedido de Beirut con cierto deje de resignación. Esta es probablemente su última gira por Oriente Próximo como jefe de la diplomacia de la UE antes de abandonar el cargo el próximo 31 de noviembre. «Lamentablemente, cada vez que nos encontramos, tenemos que hablar de acontecimientos dramáticos que afectan al Líbano y a su gente, como la crisis en Siria y la guerra en Gaza, que tienen consecuencias negativas en su país», ha reconocido Borrell al ministro de Asuntos Exteriores libanés, Abdalá Abu Habib. Este, a su vez, ha defendido que «no hay una solución militar a la causa palestina«. Por eso, ambos representantes confían en el poder de la diplomacia para poner fin a esta feroz guerra que lleva meses amenazando con escalar en toda la región. Pese a su defensa, los esfuerzos diplomáticos para detenerla han demostrado avanzar con extrema lentitud.
«Por desgracia, siguen las masacres en Gaza, las amenazas en el sur de Líbano siguen y la colonización de Cisjordania continúa, pero no debemos rendirnos», ha defendido Borrell, a la vez que las redadas militares israelíes seguían asfixiando a la población palestina de la Cisjordania ocupada por tercera semana consecutiva. Apenas unas horas antes de que él pronunciara estas palabras, al menos 18 personas morían en el quinto ataque contra una escuela de Naciones Unidas en el centro de Gaza, que ha acabado con la vida de seis trabajadores de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos. «Estamos poniendo todos nuestros esfuerzos diplomáticos para evitar una escalada en la región, especialmente en el sur del Líbano; no tengo una varita mágica, tengo la voluntad política de evitarla», ha subrayado el más alto diplomático europeo.
Visita a Rafah
Su gira empezó el pasado domingo en El Cairo, donde Borrell se reunió con el presidente egipcio Abdelfatá el Sisi. Durante su estancia en Egipto, asistió a una reunión ministerial de la Liga Árabe y visitó el lado egipcio de Rafah, en la frontera con Gaza. «Hoy en día lo más urgente es que estas ambulancias puedan entrar o recibir a los heridos, y por eso la UE está dispuesta a presentar sus capacidades, a ofrecer sus capacidades logísticas para reabrir estas fronteras y para que el personal europeo se despliegue al otro lado de esta frontera para que la frontera esté abierta«, defendió desde allí. Esta vez Borrell no ha podido pasar por Israel, ya que el ministro de Exteriores del Estado hebreo, Israel Katz, se negó a recibirlo. El más alto diplomático europeo es una de las personalidades de la comunidad internacional que se ha mostrado más crítica con las acciones de Israel en Gaza.
Además, Borrell es el principal defensor de imponer algún tipo de sanciones al Gobierno israelí o, al menos, a sus ministros más extremistas. El jefe de la diplomacia europea propuso inscribir en la lista europea de sanciones a aquellos ministros israelíes que «lanzan mensajes de odio inaceptables» contra los palestinos, como los ultraderechistas encargados de los ministerios de Finanzas, Bezalel Smotrich, y de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir. «Hay una propuesta de sanciones a la conducta individual que podría llevar a prohibiciones de viaje y congelación de financiación», ha confirmado en Beirut. A finales de agosto, el resto de Estados miembros, cuya aprobación generalizada es necesaria para incluirlos, recibió con frialdad la propuesta de Borrell y no hubo unanimidad.
Reproches al Líbano
Desde la capital libanesa, Borrell ha vuelto a recordar a Israel que «su seguridad depende de la capacidad de los palestinos para tener un futuro basado en su libertad y en tener un Estado propio«. A esta orilla del Mediterráneo, se ha reunido con el primer ministro interino, Najib Mikati, el presidente del Parlamento, Nabih Berri, el jefe del Ejército libanés, el general Joseph Aoun, y el líder druso del partido Progresista Socialista Libanés, Walid Jumblatt. Borrell no se ha querido ir del Líbano sin dejar un claro mensaje a su anfitrión. «Para que el Líbano consiga estabilidad y paz, es necesario restablecer instituciones nacionales que funcionen, incluida la presidencia de la república [vacante desde hace casi dos años] y el consejo de ministros [interino desde las elecciones de mayo del 2022]», le ha dicho al titular de Exteriores libanés.
«No hay forma de defender los intereses del Líbano en el exterior sin estar, en primer lugar, estables y unidos en el interior«, ha añadido. «Hay que reformar la economía y el sector bancario, que son cruciales», ha subrayado desde un país que sufre una de las peores debacles económicas del mundo desde 1850, según el Banco Mundial. «La UE está dispuesta a ceder para apoyar al Líbano y a sus líderes en beneficio del resiliente pueblo libanés, que se ha visto alejado de la paz y la prosperidad, como muchos otros en la región; sólo podemos hacerlo si los libaneses se ayudan a sí mismos«, ha concluido Borrell.