El estrecho que une las islas de Ibiza y Formentera, en Baleares, conocido como Es Freus, tiene una separación máxima de unos tres kilómetros. Alrededor de él se encuentran algunas de las playas más famosas de ambas islas, que todos los veranos atraen a multitud de celebridades y a miles de turistas que van en pos de sus aguas cristalinas y paisajes espectaculares. Sin embargo, este pequeño estrecho registra la mayor saturación de yates de toda España, además de ser atravesado por la línea regular de pasajeros con más tráfico del país. El impacto que ello ocasiona sobre el fondo marino preocupa a los expertos.
La saturación de embarcaciones que sufre es Freus ha quedado perfectamente inmortalizada en una imagen del satélite Sentinel, del programa Copernicus, encargado de la vigilancia climática por parte de la Unión Europea, que este verano fotografió la congestión que se produce en esta área.
Entre los barcos que están en plena navegación y los que permanecen fondeados en la costa (se aprecian como pequeños puntitos blancos, sobre todo frente a ses Illetes de Formentera, s’Espalmador y ses Salines de Eivissa), la cifra ronda las 400 embarcaciones. Pero eso es solo una instantánea que recoge un momento concreto del día. La cifra diaria es mucho mayor.
Aunque la mayoría de los barcos fondeados parecen estar sobre suelo arenoso, también se aprecia que muchos otros lo hacen sobre posidonia (hecho especialmente visible en ses Salines de Ibiza), pese a estar totalmente prohibido y ser objeto de fuertes multas. De hecho, estos fondeos incontrolados sobre las praderas submarinas son una de las principales causas de su progresiva desaparición. Centenares de barcos lanzan sus anclas sobre ella todos los daños y deben ser invitados a abandonar el lugar por los vigilantes de la conselleria de Medio Ambiente.
Según un reciente estudio de Ibiza Preservation, que acaba de hacerse público, en verano de 2023 tuvieron que ser desplazados más de 2.000 barcos en el conjunto de la costa de Ibiza porque habían fondeado sobre posidonia.
Toda la zona marina situada entre Ibiza y Formentera es, paradójicamente, Parque Natural y, a pesar de ello, la única restricción existente a la navegación y fondeo recreativos consiste en la habilitación de campos de boyas ecológicas frente a determinadas playas para favorecer el amarre en ellas y evitar fondear sobre posidonia.
Hasta 2.494 cada día en verano
Según un estudio hecho público en diciembre de 2018 y elaborado por el equipo de gestión del Parque Natural, es Freus soporta al año una media de 1.960 trayectos de barcos al día durante el verano. Aunque este es el promedio veraniego, se producen picos de hasta 2.494 tránsitos.
De media, durante el verano navegan por este lugar 82 barcos cada hora, con máximos de hasta 104 a la hora, una situación realmente excepcional en el litoral español si se tiene en cuenta el reducido espacio en que se produce.
De todos estos barcos, solo el 10% son ferrys de tráfico regular, mientras que el resto son embarcaciones recreativas de todos los tamaños. De éstos, únicamente un 8% eran barcos a vela, mientras que el resto eran a motor, según dicho informe que analizó el tráfico registrado ese año y el anterior.
El turismo ahuyenta a los pescadores
Esta situación produce graves perjuicios a la pesca local, pues los pescadores tradicionales están viendo cómo sus caladeros son invadidos por esta avalancha de yates recreativos, que no presenta visos de remitir. No solo son los ‘muertos’ que se fondean para el amarre de barcos los que dañan el fondo marino. Los pescadores temen aún más “los residuos liberados al vaciar las sentinas”, así como la contaminación sonora y lumínica, que ahuyentan a los peces.
En esta área hay 67 zonas destinadas a la pesca tradicional, pero el turismo está expulsando a estos profesionales. La pesca con artes menores “está siendo desplazada de su zona de trabajo a causa de una explotación turística cada vez más intensa”, según un informe elaborado por el departamento de Pesca del Consell Insular de Ibiza.
Las autoridades de las islas acordaron en 2019 limitar el número de coches que entran en Formentera para evitar la saturación de sus carreteras, pero de momento no está previsto implantar un número máximo de yates en sus aguas.
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