El debate sobre la financiación autonómica siempre ha sido complejo. Y siempre ha provocado diferencias entre las comunidades autónomas. El acuerdo entre el PSC y ERC para un concierto catalán -que el Gobierno sigue sin concretar- ha metido al PP en un debate interno, obligando a Génova a promover una posición conjunta para frenar cualquier fisura. El temor siempre fue que el Ejecutivo buscara conversaciones bilaterales con las CCAA, a sabiendas de que algunos presidentes autonómicos necesitan soluciones para su abultadísima deuda o una infrafinanciación acumulada durante años.
Y de ahí salió el acuerdo promovido por Alberto Núñez Feijóo el pasado viernes en Madrid. Una cumbre con todos sus barones en la que se comprometieron por escrito a no abordar de tú a tú con Moncloa nada que tuviera que ver con la financiación de las autonomías, dejando claro que eso es una cuestión multilateral y que el único foro posible para abordarla es la conferencia de presidentes. “Todos a la vez o nada”, resumían en Génova. El papel quedó escrito y firmado, pero la posición de Isabel Díaz Ayuso -anticipándose al acuerdo y pidiendo abiertamente a sus compañeros de filas no hablar nada con el presidente para “no caer en la trampa- levantó muchas ampollas que ahora, unos días después, se hacen notar.
El protagonismo que adquirió la presidenta madrileña, defendiendo -aunque de manera muy vehemente- la posición de Génova, causó malestar entre otros dirigentes territoriales. Entre otras cosas por la sensación que quedó después de que era Ayuso la que había conseguido marcar el camino.
El viernes pasado la imagen de unidad fue evidente. Y las declaraciones de todos los presidentes acompañaron el mensaje de fondo: una renuncia expresa a hablar de forma bilateral de la financiación autonómica y sus derivadas, muy especialmente la quita de deuda. Pero este martes, ya con cada líder desde su territorio, empezaron a verse fisuras. En Génova admiten que hay “matices” en la posición de algunos barones con respecto a la declaración firmada.
Asumen, dicen fuentes de la dirección nacional, que en las reuniones que tengan con Pedro Sánchez en el complejo presidencial -Feijóo defiende que vayan a esos encuentros e incluso Ayuso, después de dejar entrever que se planteaba no acudir, reconoció que acudiría siempre y cuando no se abordara la financiación autonómica- saldrán a colación asuntos propios de cada comunidad -sanidad, transportes, infraestructuras, agua- que tienen que ver con el dinero público.
“Pero la clave está en el compromiso de todos ellos para no hacer acuerdos bilaterales de algo que no afecta solo a su comunidad. Y de eso tenemos garantías”, aseguran en la dirección.
Tiranteces entre barones
Lo que también admiten en la cúpula conservadora son las tiranteces que en ocasiones provocan las distintas posturas de los presidentes. Que Ayuso 24 horas antes de la cumbre se dirigiera al PP de Madrid pidiendo «al resto de presidentes no comprar la estrategia de Sánchez” ni caer en “su intento de soborno” sentó muy mal en algunos territorios, que rechazan la idea de que sea la madrileña la que “marque la hoja de ruta».
Ayuso volvió a repetir esta semana que lo que ella había pedido es “que aquello que nos une no se desuna en la Moncloa”, a pesar de que “puede seducir mucho”. Se reafirmaba en la idea de que algunos presidentes autonómicos puedan caer en “la trampa” de Sánchez.
Y ayer el ‘president’ de la Generalitat valenciana, Carlos Mazón, era muy claro: “Nosotros pedimos medidas singulares y excepcionales, pero para estar con los demás y seguir construyendo España en igualdad de condiciones”, decía, para marcar la diferencia entre la singularidad que exige Cataluña, “para romper y separarse” y la de su comunidad. “Llámale singularidad, llámale medidas especiales, compensación o nivelarnos a los demás… Pues claro que hablaré. Algún presidente no lo ve como yo. Si el señor que te debe 3.000 millones de dependencia te llama… pues tú vas y se lo recuerdas Si te debe 25 recortes injustificados a un trasvase, se lo puedes echar en cara”, aseguró.
En Génova trataban de encapsular esas demandas a las “cuestiones bilaterales” de la Comunidad Valenciana y que “ven lógico” que Mazón quiera abordar con el presidente del Gobierno. Pero el propio Feijóo, de viaje en Canarias, volvía a marcar la pauta general: “Me remito a lo que hemos firmado y acordado el pasado viernes. Todo lo que se refiera a cuestiones bilaterales, acudiremos, pero cuando el Gobierno saque un asunto multilateral, no lo hablaremos. Lo que es de dos, se resuelve entre dos. Y lo que es de todos, entre todos”.
También el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, aseguró en una entrevista en ‘Onda Cero’ que se sentará con Sánchez “para hablar con criterio y rigor sobre el problema que tenemos en las comunidades con la financiación y, en particular, en Andalucía”. Después retomaba que la única manera de “hablar de deuda” es “con todas las comunidades”. Pero, eso sí, dejaba claro que su obligación como presidente de Andalucía es “acudir, aunque sea a discutir con él” para “decirle exactamente cuál es la posición que tiene Andalucía, debatirla, argumentarla y, en definitiva, dialogar”. «Matices» dicen en Génova ante las primeras fisuras.