El contenido en mercurio de los atunes no ha variado en los últimos 50 años pese a las restrictivas normativas que regulan su uso y emisiones. Este elemento químico ha ido desapareciendo poco a poco de nuestra atmósfera desde 1970, pero no ha ocurrido lo mismo en el océano. En las profundidades del mar el mercurio, ha quedado cautivo -como ocurre con otros tantos gases nocivos- y se sigue desprendiendo en pequeñas cantidades, pero de forma continua, lo que provoca que peces como el atún lo sigan ingiriendo.

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