Tres palabras se repetían en bucle: «Ardo fa pudor». Fue el mensaje que proclamaban a los cuatro vientos los más de doscientos vecinos que tomaron ayer las calles de Benimodo para protestar por el fuerte hedor que acosa sus fosas nasales desde hace un par de meses. Este procede de la multinacional belga Ardo, especializada en el sector de las verduras, hierbas y frutas frescas y ultracongeladas, cuya sede se vio rodeada por una multitud que reclamaba medidas urgentes. El gobierno autonómico ya investiga lo sucedido a petición del ayuntamiento para conocer la magnitud del problema y actuar en consecuencia.
Como ya adelantó Levante-EMV, la localidad de poco más de dos mil habitantes se ha hartado del pútrido olor que emana de las instalaciones de la empresa, situada a las afueras del casco urbano, aunque a escasos metros de numerosas viviendas. En las últimas horas, el ayuntamiento y representantes de la mercantil se han vuelto a reunir para tratar el problema. «La empresa nos ha trasladado su protocolo de actuación, en el que figuran una serie de medidas, entre ellas la limpieza de la zona donde se encuentran los desechos que se están tratando. Se aguantan en camiones y bañeras hasta ser trasladados. Si pasa mucho tiempo, como hace calor, se pudre», comentaba el alcalde de Benimodo, Paco Teruel, que añadía a continuación: «Si no se realiza esa limpieza continua se producen lixiviados y malos olores que se transmiten, según sople el viento, afectando a una o varias zonas del pueblo, incluso a Carlet. Esos protocolos se deben multiplicar para evitar que el problema sea constante y continuo».
Según detalló el propio Teruel, dentro de los planes de futuro de Ardo se contemplaba la construcción de una estructura para cerrar el lugar en el que reposan los malolientes desechos y evitar, de ese modo, que sus efluvios provoquen molestias al vecindario. «Por lo visto, es una inversión muy costosa. Ya se hablaba de ella cuando yo entré a la alcaldía, en 2011», añadió el presidente del consistorio.
Teruel aseguró, además, que la Dirección General de Calidad Ambiental «está sobre el tema», pues ya se ha puesto en marcha «una inspección». En concreto, se realizan estudios de olfatimetría, que miden la intensidad del olor, para determinar si su impacto en la población es excesivo y la empresa necesita implantar medidas urgentes o no.
«Nada en contra de Ardo»
Ante el hartazgo que la situación provoca en la población, más de doscientas personas salieron a la calle en señal de protesta. La pacífica manifestación salió del parque Vicent Andrés Estellés. Pancartas, cacerolas y sartenes convertidas en instrumentos de percusión, silbatos y mascarillas fueron los complementos más utilizados por unos manifestantes que, al grito de «Ardo fa pudor», marcharon hacia la entrada principal de la empresa. La Guardia Civil llegó a obligar a los manifestantes a dejar circular a los vehículos que intentaban salir de la instalación, aunque la protesta transcurrió sin ningún percance.
Los vecinos también manifestaron su malestar por el ruido que genera la actividad de la empresa en plena noche. «Trabajan las veinticuatro horas del día. A veces suena alguna sirena de madrugada o hacen mucho ruido soltando o moviendo contenedores, es muy molesto», explicaba una vecina que vive a escasos metros de las instalaciones de la multinacional. Con todo, los protestantes recalcaban que no tienen «nada en contra de Ardo». «La empresa es buena para el pueblo porque genera empleo. Ojalá siga así muchos años. Pero es necesario que se cumplan unas normas de convivencia y respeto que, en este verano, no se están dando», concluyeron.
«Es imposible cenar con la ventana abierta, te entran arcadas»
Los vecinos de Benimodo agradecían el respiro que les dio ayer la empresa Ardo con su problema de malos olores. «Seguro que lo han limpiado todo bien porque sabían que nos íbamos a manifestar», especulaban poco antes de que su protesta en la vía pública comenzase. Ciertamente, en el ambiente apenas había rastro alguno del hedor que sufren desde hace semanas. Sin embargo, no dudaban a la hora de calificar este verano como «uno de los peores» que han pasado.
«Lo que hemos vivido estos meses no había pasado antes. Parece ser que la empresa ha multiplicado su producción y también ha cambiado parte de su actividad, porque si solo se congelara verdura no tendríamos este problema», admitía una vecina molesta, que añadía a continuación: «Hemos llegado a un punto que nos obliga a salir a la calle a manifestarnos para reivindicar que el pueblo no quiere sufrir estos malos olores. Además de molesto, puede que sea incluso malo para la salud».
El alcalde de Benimodo, Paco Teruel, no ocultaba que el problema le ha quitado el sueño. Y no, precisamente, por la preocupación que le genera, que también. «Es muy molesto que, de noche, te despiertes porque te llega un tufo que te tumba de espaldas», aseguró. Si a un verano con temperaturas por encima de los promedios históricos, aunque más suaves que el anterior, se le añade un olor a «huevo podrido», el tiempo de descanso y la calidad del sueño se reducen de forma considerable.
«Este ha sido un verano en el que no se podía tener la ventana abierta. Llegabas a casa, lo cerrabas todo y a encender el aire acondicionado para no cocerte. No nos ha quedado otra opción. Esto ocurre en invierno y, posiblemente, sería más soportable, porque llegas a casa de trabajar y no haces tanta vida en la calle», lamentaban varios vecinos. «Intentas cenar con la ventana abierta y no se puede, te entran arcadas», añadía otra de las manifestantes.
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