Las potentes fotos de la inmensa pintada «hotel ilegal» en la fachada del hotel Algarrobico, construido en el paraje natural del mismo nombre, en el corazón del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar, en Almería, se convirtieron hace una década en el símbolo de la lucha ecologista en Andalucía y España.
Esa mole de hormigón ha sido protagonista de un reguero de juicios e intercambios de denuncias entre distintas administraciones. Según Greenpeace, organización que impulsó esta icónica «acción protesta», para unos, «daños a la propiedad», para otros, ya han logrado hasta cuarenta resoluciones judiciales a favor en esta contienda con administraciones y la empresa impulsora del proyecto, Azata Sol, que dura ya casi 20 años.
Este lunes, la ONG ha dado a conocer que, diez años después de esas impactantes fotos que dieron la vuelta al mundo, el Juzgado de lo Penal 1 de Almería ha absuelto a las 28 personas que fueron acusadas por la propiedad del hotel de causar daños en la fachada de El Algarrobico en una acción de Greenpeace, con una enorme pintada donde se leía «hotel ilegal».
Nueva victoria judicial
Otra victoria para esta entidad que la semana pasada anunció que, tras recorrer todas las instancias judiciales en los tribunales españoles durante dos décadas, las «presuntas irregularidades» del caso del hotel de El Algarrobico serán investigadas por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH).
La sentencia recoge que «no resulta probado que ninguna de las personas acusadas accedieran por la fuerza y tras romper el candado de la puerta al interior del hotel El Algarrobico ni que pintaran de negro la fachada del mismo», según ha informado Greenpeace en una nota de prensa.
Además, también señala que «tampoco se ha acreditado que los acusados desatendieran la orden de los agentes de la Guardia Civil personados en el lugar debidamente uniformados para que abandonaran el inmueble». Sobre esta sentencia cabe recurso de apelación por parte de la acusación.
Sobre esta sentencia cabe recurso de apelación por parte de la acusación
En su día el Ministerio Fiscal pidió el sobreseimiento y archivo del caso por no apreciar delito alguno por parte de los activistas y, de hecho, el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Vera (Almería) llegó a acordarlo en mayo de 2016.
Sin embargo, la Audiencia de Almería ordenó su reapertura tras un recurso de Azata del Sol, una decisión que ha provocado que «28 personas lleven una década con sus vidas en suspenso a la espera de saber si serán condenados por un posible delito de daños en el inmueble ilegal».
Una «acción protesta» de mayo de 2014
Los hechos tuvieron lugar en mayo de 2014 en el municipio almeriense de Carboneras, donde se ubica esta mole de hormigón, símbolo de los desmanes urbanísticos en el litoral andaluz y emblema de la lucha del ecologismo en la comunidad.
El hotel se construyó en el paraje de El Algarrobico, en el parque natural Cabo de Gata, y se ha convertido en los últimos 20 años en el protagonista de una lucha ecologista para lograr su derribo, un hito que todavía sigue sin fecha.
La directora de Greenpeace España, Eva Saldaña, ha celebrado este pronunciamiento judicial. Según Saldaña, «esta nueva sentencia confirma que El Algarrobico tendría que haber pasado a la historia hace mucho tiempo». «Los responsables deberían pagar por los daños y restaurar el ecosistema», ha recalcado.
Esta nueva sentencia confirma que El Algarrobico tendría que haber pasado a la historia hace mucho tiempo
Según la directora de la ONG, ejercer el derecho a la protesta ante los «atentados al territorio» es una herramienta imprescindible para provocar cambios y así seguiremos haciendo: «No nos van a callar».
Delitos de daños a la propiedad y desobediencia
La acusación ejercida por la propiedad del hotel solicitaba una pena de veinticuatro meses de multa, a razón de una cuota de seis euros diarios, un total de 1.080 euros para cada una de las personas acusadas, y una pena de prisión de un año para cada una por un supuesto delito de desobediencia. Además, pedía 186.703 euros en concepto de responsabilidad civil por los daños causados en el hotel.
La Fiscalía entendía, al igual que la defensa, que no se había cometido delito dado que no había sido posible identificar a las personas que habían pintado la fachada del hotel, que las personas acusadas habían sido identificadas en la playa, pero no dentro del mismo y, en definitiva, que no se podía atribuir responsabilidad a las acusadas.