Una turista británica, modelo de Onlyfans, vivió una experiencia inquietante durante sus vacaciones en Benidorm que ha dejado a muchos sorprendidos por lo ocurrido y que ha dado la vuelta al mundo, al publicarse en numerosos medios británicos para, de ahí, saltar hasta el New York Post.
Rara Armstrong, madre de un niño de 11 años, decidió pasar unos días de descanso en la ciudad turística, pero lo que debía ser un viaje relajante pronto se convirtió en una situación aterradora que la dejó sintiéndose violada y vulnerable.
Todo comenzó cuando Armstrong y su hijo llegaron al hotel en el que se hospedaban. Desde el primer día, la madre notó una actitud inapropiada por parte del recepcionista, quien, de manera inusual, le pidió su número de teléfono y la invitó a tomar un café. Aunque se sintió incómoda, decidió no presentar una queja para no arruinar las vacaciones desde el primer momento.
Después de rechazar firmemente al hombre, Armstrong descubrió unas horas más tarde que él se había suscrito a su cuenta de OnlyFans. Sospecha que usó los detalles de su reserva en el hotel para buscarla en internet.
La situación empeoró cuando el empleado, que ya había mostrado un comportamiento invasivo, dejó una botella de prosecco en su habitación como «disculpa» por haberla incomodado.
Armstrong le envió un mensaje por OnlyFans para confirmar si era él quien había dejado la botella, y el hombre supuestamente respondió diciendo que lo sentía por haberla molestado.
Preocupada por que el hombre hubiese entrado a su habitación sin permiso, Armstrong tomó la decisión de instalar la cámara del iPad de su hijo para grabar la puerta mientras salían a cenar, temiendo que el recepcionista pudiera intentar entrar de nuevo.
Lo que grabó fue escalofriante.
En el vídeo, el recepcionista fue captado entrando en la habitación y revisando las pertenencias de Armstrong. Lo que dejó a la madre especialmente horrorizada fue que el hombre sacó unas bragas de su bolsa de ropa sucia, las olió, y luego las guardó en su bolsillo antes de abandonar la habitación. Esta conducta no solo dejó a Armstrong profundamente incómoda, sino también aterrada por la invasión a su privacidad.
Despedido de inmediato
Una vez que regresó a la habitación y revisó el video, Armstrong se sintió completamente vulnerada. Aunque no presentó una denuncia inmediatamente, al llegar de vuelta al Reino Unido, informó de lo ocurrido tanto al hotel como a la agencia de viajes con la que había reservado su estancia. Según Armstrong, el hombre fue despedido de inmediato, pero ni el hotel ni la agencia de viajes le ofrecieron ninguna compensación debido a que no denunció el incidente mientras estaba en España ni presentó un informe policial antes de regresar a su país.
Este incidente ha servido como una advertencia para Armstrong, quien ahora aconseja a otras mujeres a ser extremadamente cautelosas durante sus viajes. Según ella, si alguien muestra un comportamiento inapropiado, es crucial reportarlo de inmediato y tomar medidas de protección, como instalar cámaras en sus habitaciones para evitar situaciones similares.
El hotel ha evitado hacer comentarios sobre lo sucedido, y la agencia de viajes afirmó que no podían ofrecer compensación debido a la falta de un informe policial. Sin embargo, Armstrong sigue luchando por obtener justicia, sintiéndose frustrada por la falta de apoyo y de acciones concretas para evitar que otros viajeros experimenten situaciones similares.