La portavoz adjunta del PP en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo, ha defendido este martes que la Cámara, en su conjunto, reconozca a Edmundo González Urrutia como ganador de las elecciones y presidente electo de Venezuela. Que España lo haga supone el primer paso para que Estrasburgo, la semana que viene, haga lo mismo en la sede del Parlamento Europeo.
La proposición no de ley (PNL) del Partido Popular se debate este martes en el Congreso, pero se vota el miércoles, y que saldrá adelante con los votos del PNV. En este intervalo de tiempo, los socialistas quieren poder subirse al texto y enmendarlo parcialmente. Dicho de otro modo, convertir la derrota en una victoria relativa.
En su versión, el PP aprovechaba la exposición de motivos para cargar contra José Luis Rodríguez Zapatero, reprochándole su «silencio» como un claro ejemplo de la «inaceptable falta de compromiso con la verdad y la justicia» del Gobierno. Por su parte, el borrador del PSOE plantea valorar positivamente el trabajo del expresidente.
Aunque se desconoce por el momento el contenido específico de la enmienda de los socialistas, Álvarez de Toledo ha tachado la petición de asilo (y posterior salida hacia Madrid) de Edmundo González de una «operación diseñada por la dictadura, organizada por Zapatero y facilitada por el Gobierno de España». Acto seguido, ha procedido con su decálogo.
1. Porque es la verdad y la verdad importa.
Sin verdad no hay democracia. Sin verdad sólo hay ruido y furia; relatos y narrativas en combate.
Maduro pretende imponer una mentira mediante la fuerza. Pero todos sabemos que Edmundo ganó con el 67% de los votos. Así lo acreditan las actas que recogieron los ciudadanos en un ejemplo conmovedor de militancia democrática.
Esas actas son un símbolo de la batalla por la restauración de la verdad en la vida pública. Despreciar lo que dicen —que Edmundo ganó— es un atentado contra la realidad. Es alentar la posverdad que está carcomiendo las democracias contemporáneas.
2. Porque la soberanía del pueblo es sagrada.
Sí, también la venezolana. ¿O es que el voto de un venezolano vale menos que el de un español?
Reconocer la victoria de Edmundo González es impugnar la condescendencia de quienes tratan a Venezuela como un pueblo de segunda. Es afirmar el principio de soberanía, médula del sistema democrático. Y es evitar un precedente diabólico, que habilitaría a cualquier aspirante a autócrata. Sí, también aquí.
3. Porque la voluntad popular es el único punto de partida para la transición.
La dictadura agita el fantasma de una guerra civil y dice que la salida de Edmundo asegura la paz. No, en Venezuela no hay dos bandas armadas: la agresión es unilateral. De hecho, ni siquiera hay dos bandos.
Hay un pueblo reconciliado en sus ansias de libertad. Ahora sólo falta que una casta corrupta y criminal se reconcilie con la realidad de su derrota. Para eso sirve esta iniciativa. Para impulsar la transición. Para que ese abrazo entre venezolanos alcance también a los exiliados.
4. Porque frente a la represión sólo funciona la firmeza.
Por favor: no llamen inteligencia al apaciguamiento, fuente de las mayores calamidades de la Historia moderna. Los informes de la ONU describen un robo electoral a mano armada. Torturas, detenciones arbitrarias, niños secuestrados, vejados, maltratados.
Pero el Gobierno arrastra los pies y el señor Borrell dijo que «hasta enero hay tiempo». Los secuestrados no tienen tiempo. Los perseguidos no tienen tiempo. Los niños no tienen tiempo. Edmundo González no tenía tiempo. Fue víctima de una cacería totalitaria y hoy engrosa la lista de exiliados.
Semanas callado, ahora el señor Sánchez lo llama «héroe» y dice que no lo abandonará. Héroes son todos los demócratas venezolanos. Edmundo es algo más: es el electo por los héroes. No reconocerlo es abandonarlo, a él y también al pueblo que lo votó. Lo que está en juego es más que el destino de un hombre; es la vigencia de un mandato y lo vamos a defender.
5. Porque ni siquiera la izquierda merece este descrédito.
Pregunto: «¿Es Maduro de izquierdas?» Hay una izquierda tuerta que solo ve de dictaduras de derechas. O que piensa: «Maduro es un dictador, pero al menos es nuestro dictador». Al blanquear a Maduro se ensucia a sí misma.
Aprendan de Boric, que ha dicho: «Venezuela es una dictadura», y añadió: «Es posible y necesaria una izquierda que respete los derechos humanos sin importar el color de quien los vulnere».
Sigan su estela. Entiendan que lo moral es lo eficaz. Lideren el reconocimiento de Edmundo González en Europa. El consenso no les sirve de excusa.
¿Lo rompen para reconocer el Estado de Palestina, pero no para reconocer al presidente de Venezuela? ¿O es que en Venezuela no hay represión? ¿O quizá las credenciales democráticas de González Urrutia sean peores que las de Hamás?
6. Porque el cinismo no merece premio.
Señorías del PSOE: su enmienda es inaceptable. A Edmundo lo despojan y a Zapatero lo encumbran. Qué digo: lo proclaman un héroe. El señor Zapatero mantiene, desde hace años, una relación de intimidad antidemocrática con Maduro y su corte criminal. Zapatero es todo menos un mediador. Siempre ha utilizado el diálogo para dar oxígeno a la dictadura. Invoca el bien para perpetuar el mal. La máxima inmoralidad.
7. Porque afecta a toda América Latina.
Lo dijo bien el representante de Uruguay ante la OEA: ¿Qué creen ustedes que están haciendo 8 millones de venezolanos diseminados por todo el continente? ¿Turismo? ¿Y qué pasaría si la dictadura se perpetuara? Una catástrofe humanitaria y regional.
8. Porque de Europa se espera una mínima coherencia.
El señor Albares congregó a sus colegas europeos y juntos decretaron que «no ganó Maduro, pero tampoco la oposición». La verdad no es el punto medio entre dos versiones. La Navidad no es el 1 de octubre. Pero tampoco el 15 de noviembre. Así mueren las democracias.
9. Porque Venezuela es un frente en la defensa del orden liberal global.
No es casualidad que Putin, China e Irán apoyen a Maduro. Son aliados contra todo lo que defendemos. Y lo primero: la libertad. Reconocer la victoria de González es tan urgente como defender la integridad territorial de Ucrania. La misma causa, el mismo combate.
10. Porque España tiene una responsabilidad histórica y moral.
Fuimos madre patria. Hoy somos nación hermana y bisagra con Europa. Pagamos el coste de la indiferencia internacional ante nuestra propia dictadura y queremos para los venezolanos lo mismo que para nosotros mismos: democracia y libertad.