El pediatra Germán Rodríguez se vio forzado hace ya casi tres lustros a dejar su trabajo en el hospital Álvarez Buylla de Mieres. La jubilación lo apartó bruscamente de su pasión profesional, pero le permitió reencontrarse con una recóndita vocación juvenil. «Siempre había querido ser misionero». No tardó en poner en marcha la Fundación Sira y, al poco tiempo, comenzó a trabajar en la selva de Guatemala atendiendo a la sufrida población indígena. «Son pueblos que no tienen absolutamente nada», explica el médico nacido en Carabanzo (Lena) hace 79 años. Los últimos 12 años de su vida los ha dedicado a «cuidar» de los más desprotegidos. En este tiempo su trabajo ha permitido atender a más de un millar de niños guatemaltecos.
En una de sus primeras visitas a la selva, Germán Rodríguez se encontró con una niña de diez años que se arrastraba por el suelo. No podía caminar. «Nunca había andado, ya que en esa zona del planeta es muy frecuente que los recién nacidos sufran malformaciones debido a la carencia de ácido fólico en las madres». El médico asturiano se hizo cargo de la pequeña y costeó su operación y posterior tratamiento. «Hoy camina y está recuperada». Pero hay más, subraya con una emoción en los ojos más propia de un abuelo que de un médico. «Está estudiando segundo de Medicina. Cuando la encontramos era analfabeta, pero desde el primer momento vimos que tenía una inteligencia especial», apunta Rodríguez. Es una de las mil historias de socorro humanitario emprendidas por la Fundación Sira.
Buscar un hospital o un médico, gestionar y financiar los traslados, soportar económicamente el coste de los tratamientos, incluida la quimioterapia y la radioterapia de los tumores infantiles, la ayuda a las familias para que puedan acompañar a su hijo enfermo y darle la asistencia necesaria para superar la enfermedad…A eso ha decidido dedicar su vida Germán Rodríguez, que cada verano acude a Guatemala para ejercer de misionero. «No hay mayor felicidad que sentir el cariño de esos niños a los que damos una nueva oportunidad». El pediatra jubilado se ha visto obligado a seguir en activo en el ámbito de la medicina privada para sufragar personalmente parte de los gastos que genera la asistencia sanitaria que se desarrolla en Guatemala, en una selva donde las distancia no se miden en unidades de longitud: «Los desplazamientos se miden por horas y en muchos casos acudir a un hospital son ocho o diez horas de viaje por unos caminos muy peligrosos». La radio es el principal medio de comunicación. Desde ella se hace un llamamiento en castellano y en ixil para que las familias que tengan niños con enfermedades que no han recibido asistencia médica o sufran malformaciones sean valorados por médicos de la asociación.
La Fundación Sira subsiste gracias a las aportaciones de los muchos amigos que tiene Germán Rodríguez. «No tenemos ayuda económica de ninguna administración y vamos tirando con donaciones, organizando mercadillos y vendiendo lotería», explica el veterano médico. El próximo 21 de septiembre, la Casa de Cultura de Mieres acogerá, a las siete de la tarde, un acto solidario para recaudar fondos. Actuará el Orfeón de Mieres, entre otros grupos. «La sociedad de las cuencas mineras siempre se ha mostrado muy generosa y en este caso toda ayuda es necesaria», valora Germán Rodríguez, quien recuerda que en prácticamente la totalidad de farmacias de Mieres hay huchas para colaborar con su fundación.