Familiares, amigos, compañeros, vecinos y Fuerzas de Seguridad buscan desde este martes a una mujer de 43 años desaparecida en la localidad de Boadilla del Monte, según ha informado hoy la asociación SOS Desaparecidos.
Se trata de Irene D.L.D.L. Mide 1,70 metros de altura, tiene complexión normal, pelo largo y negro, ojos oscuros y luce diferentes tatuajes en su cuerpo.
Por otro lado, ya ha sido localizado Adrián Santibáñez Díaz, el joven vulnerable de 30 años que necesitaba medicación y se perdió el pasado jueves. También se ha encontrado a Raquel B.L., desaparecida en el municipio de Villalbilla el pasado 31 de agosto, ha indicado en redes sociales SOS Desaparecidos.
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Para comunicar cualquier información que ayude a dar con el paradero de estos u otros individuos desaparecidos, se ruega contactar con la Policía Nacional en el teléfono 091, la Guardia Civil en el teléfono 062 o directamente al teléfono de Emergencias 112. O a los teléfonos de la asociación: 649 952 1957 y 617 126 909.
Un final trágico
La última desaparición con un final tráfico fue la de Marcos Olmedo, el psicólogo que vieron por última vez en una estación de Fuenlabrada el 18 de agosto.
Marcos Olmedo Burón, el psicólogo de 37 años que desapareció en la estación de La Serna de Fuenlabrada el pasado 18 de agosto, fue localizado sin vida, tal y como informan desde SOS desaparecidos en redes sociales.
El cuerpo sin vida de Marcos fue localizado, tras numerosas gestiones policiales, el último jueves del mes de agosto. Luego le realizaron labores científicas de identificación, que determinaron que se trataba del joven desaparecido.
A priori se descartó que su muerte fuera un arrollamiento accidental, por lo que todo apuntan al suicidio. Se confirma el peor de los escenarios después de que su familia y amigos llevaran días buscándole sin descanso por diversas zonas de la sierra de Madrid y por el centro de la ciudad.
Juan Manuel Medina, abogado y portavoz de la familia, explicó en conversación telefónica a Madrid Total que Marcos estaba atravesando «una depresión desde el mes de mayo» y recalcó que, dentro de la complejidad de una situación como esta, «llevaba una vida normal».
Al parecer, horas antes de su desaparición, Marcos tuvo «un comportamiento más errático, triste y melancólico» respecto a los días anteriores. Ese mismo día, su madre le animó a que «dejara de mirar el móvil» y realizara alguna actividad. Su respuesta fue que estaba «mirando trenes para viajar a algún sitio».
Esa misma mañana, Marcos se fue a «confesar con un cura», otro extraño detalle, puesto que no era católico practicante y no acudía a la iglesia con regularidad. Marcos estaba en esos momentos «de baja por depresión».
En cuanto al informe médico de Marcos, el portavoz de la familia explicó que tenía «cierta dificultad para relacionarse» o un posible «miedo al rechazo», pero ningún factor que pueda explicar su repentina desaparición.
A nivel policial y jurídico el caso es complejo. Lo llevó la Unidad de Atención a la Familia de la Policía de Fuenlabrada y también estuvo en manos del juzgado número 5 del citado municipio, el mismo tribunal en el que la madre de Marcos puso la denuncia.