Majesuoso Jannik Sinner. Colosal. Hace mucho como si no estuviera pasando nada. Un depredador silencioso. Todo fluye, ejecuta su trabajo con una normalidad engañosa. Y cuando agarra a la presa, ya no la suelta. Todo ejecutado con movimientos elegantes, sin aspavientos. Aunque a un ritmo y una velocidad prodigiosos. 

Excepcional Sinner. No sorprende. Ha adquirido esta temporada el aura de los supercampeones. Con una confianza máxima. Era el favorito, se comportó con la suficiencia de quien se sabe superior. Aniquiló las esperanzas de Taylor Fritz, de todo un país.

Apagó el Arthur Ashe Stadium. Embrujó durante muchas fases a los 23.000 espectadoers.  Hipnotiza con la sencillez de sus actos, aunque su mensaje cala. Todos, incluido el propio rival, entendieron muy pronto que sólo había un ganador posible. Que el número uno mundial, con más de 11.000 puntos en su casillero, ocupa el trono por derecho propio.

Sinner, 23 años, hizo historia como primer italiano que gana el individual masculino del US Open. Emuló a su compatriota Flavia Penneta, que sorprendió en 2015. El transalpino consiguió su segundo Grand Slam después de abrir el palmarés en el Open de Australia, en enero. Venció a Fritz, 26 años y nº 12 (ascenderá al séptimo lugar) por 6-3, 6-4 y 7-5 en 2h.15′.

Frustró el sueño americano, no hay sucesor todavía para Andy Roddick, campeón en 2003. Pero con su actitud y rendimiento consiguió una ovación cerrada cuando sentenció a la apuesta local. Dio mucho cuando mandó. La mayoría del tiempo. También supo agarrarse a la cancha en el momento más crítico. Tras tocar el título, se vio de repente con una doble falta que significaba 3-4 y saque de Fritz, que se adelantó 3-5.

Pero Sinner, pese a su juventud, acumula mucha experiencia desde que levantara la ‘ensaladera de plata’ en 2023. No ha parado de mejorar, de crecer como jugador. Desde la serenidad, sin levantar la voz. A su manera, en las antípodas de la exuberante campeona bielorrusas Aryna Sabalenka. Dos personalides diferents, con el común denominador del apetito voraz de victoria y el talento innato desarrollado a base de trabajo. 



Fuente