Abdelmadjid Tebboune ha sido reelegido como presidente de Argelia con el 94% de votos, según los resultados provisionales. En las elecciones, celebradas este sábado, más de la mitad de los ciudadanos con derecho a voto se han quedado en casa. Si a las cinco de la tarde la participación era del 26%, a las ocho subió hasta el 48%, según las cifras de La Autoridad Electoral Nacional Independiente (ANIE), aunque estas cifras no coinciden con la cifras de votos totales que han difundido este domingo por la tarde. Los pronósticos, que ya apuntaban a una previsible victoria de Tebboune, se han cumplido al pie de la letra y el dirigente continuará cinco años más al frente del país. Los otros dos candidatos, Abdelali Hassani, partido islamista Movimiento de la Sociedad por la Paz y Youcef Aouchiche, del Frente de Fuerzas Socialistas han sumado un tres y un dos por ciento de los votos.
Según ha difundido la ANIE, Tebboune ha recibido 5.329.253 votos, de un total de 5.630.196 de argelinos que acudieron a las urnas. Teniendo en cuenta que el censo total es de 24 millones, el porcentaje de participación sería del 23%, la más baja en la historia del país. Por ahora, la comisión electoral no se ha pronunciado sobre esta diferencia de porcentajes. Precisamente, el partido de Hassani ha denunciado la “falta de transparencia” de la institución electoral en el momento de aportar las cifras de participación. Según el medio argelino, TSA, la dirección de la campaña del candidato han denunciado “presiones ejercidas sobre algunos administradores de colegios electorales para inflar los resultados” o la “no entrega de las actas de escrutinio a los representantes de los candidatos”.
La mayoría de los partidos de la oposición no han participado en los comicios. Una cita que estaba prevista inicialmente para el mes de diciembre, pero que se avanzaron tres meses, sin que el presidente, que fue el que firmó el decreto para el adelanto, diera explicaciones. Uno de los puntos de mayor interés era la participación, ya que en las últimas presidenciales, del 2019, fue del 39%, la más baja de la historia.
Tebboune, de 78 años, llegó al frente de la república argelina hace cinco años tras unas elecciones marcados por un importante enfado en las calles y llamadas al boicot como trasfondo. Desde mediados de febrero de 2019, miles de manifestantes salieron a protestar cada viernes para exigir reformas profundas en el país. Este movimiento, que recibió el nombre de Hirak, mantuvo un pulso con el estado durante más de un año. La intención de Abdelaziz Bouteflika, que había presidido el país durante dos décadas, de presentarse a un quinto mandato, exacerbó la indignación y las protestas, pero las demandas iban más allá y pedían una transición que pusiera punto y final a toda la élite política que hacía décadas que estaba en la cúspide del poder. Finalmente, el dirigente, de ochenta años y muy deteriorado por una enfermedad, renunció a su cargo y reelección.
Endurecimiento de la represión
Estas protestas fueron prohibidas por el régimen con el pretexto de la pandemia. En ese contexto, se produjo una oleada de represión contra los activistas, oposición y personas implicadas en las manifestaciones, según denuncias las organizaciones pro derechos humanos y han constatado los analistas. “Hay un endurecimiento de la represión y un miedo y autocensura importante entre la oposición. Las líneas rojas se han difuminado mucho”, explica Laurence Thieux, Profesora del de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid. También señala que los partidos que participaron o apoyaron al Hirak están “en fuera de juego, ya que no pueden expresarse”. Algo parecido también pasa con la prensa.
La próxima cita electoral clave en el norte del continente africano va a ser los comicios presidenciales tunecinos, convocados para el 6 de octubre. La vida política del país ha quedado acaparada por la figura de su presidente, Kais Said, quien previsiblemente será el principal candidato.
