La puerta de Ferraz se ha convertido este sábado, como tanto otros, en una sala de prensa improvisada. Luces, cámaras y acción cada vez que desfilaba uno de los secretarios generales socialistas de los distintos territorios llamados a participar en el Comité Federal. No obstante, como recuerdan fuentes del partido entre bambalinas, lo verdaderamente importante se estaba cociendo dentro. 

¿Y qué ha pasado? Pues que la pretendida revolución de críticos que aventuraban, ociosos, algunos medios durante la semana se ha quedado, sencillamente, en la habitual disidencia de los dos críticos por excelencia a la gestión de Pedro Sánchez como secretario general del partido, Emiliano García-Page y Javier Lambán

Ha sido un Comité largo, tanto por el retraso en su inicio, derivado de la ingente cantidad de intervenciones a las puertas del cuartel general de los socialistas, como por la longitud de las 24 intervenciones que se han producido a puerta cerrada -menos de las treinta que hay, de media, en un Comité Federal de trámite-. Sobre la mesa había dos temas centrales: la organización del próximo Congreso Federal, que tendrá lugar entre el 29 de noviembre y el 1 de diciembre en Sevilla, y el debate sobre la financiación singular de Cataluña refrendada en el acuerdo de investidura de Salvador Illa negociado por PSC y ERC. 

Este segundo de los debates es el que ha generado más titulares. No obstante, el debate interno, tal y como trasladan fuentes oficiales que han estado presentes en el Comité Federal, ha sido mucho más pausado y tranquilo a puerta cerrada que ante la prensa. Además, según sostienen estas mismas fuentes, que tiran de ironía para valorar la habitual disidencia de los líderes territoriales de Castilla-La Mancha y Aragón, no ha habido ningún otro secretario general que se haya mostrado especialmente crítico con la financiación autonómica. 

¿Qué han dicho Page y Lambán? 

Dentro, según fuentes conocedoras, buen tono. Fuera, todo lo contrario. Fuego a discreción contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el partido y la falta de solidaridad que a su juicio supone la «singularidad» catalana: «No hay un cheque en blanco para jugar con los valores del PSOE. No se pueden poner patas arriba los consensos constitucionales para tener ministerios», ha arrancado Page. 

Sobre el término de singularidad, para rematar, se ha mostrado durísimo y especialmente incisivo: «Yo quisiera saber qué tiene de singularidad una enfermedad de riñón en Tortosa o en Valladolid. ¿Qué tiene de singular una dolencia en Girona que no tenga en Jerez de la Frontera? ¿Qué tiene que aprender un niño de las en las Ramblas que no deba aprender uno de Almendralejo?«.

Horas más tarde, Lambán hacía lo propio: «Lo que defiende el acuerdo entre ERC y el PSC está en las antípodas de que lo defendemos desde Aragón. Es algo inconstitucional y supone le pretensión de los catalanes de asemejarse como dos gotas de agua al concierto vasco», ha plasmado. 

«Atenta contra la Constitución y la cohesión española. Lo que es estructural e irreversible es el cambio en el statu quo que supondría separar al país en clases. Yo, como socialista, me opongo radicalmente», ha defendido, al tiempo que ha dejado una de las afirmaciones más polémicas de la mañana: «Si a Madrid le diera por hacer lo mismo que a Cataluña, el resto nos tendríamos que ir en pateras a Mauritania«.

 

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