«Con estos objetivos del Jubileo 2025 y la profunda devoción que se tiene en nuestra tierra a la Sagrada Imagen de la Virgen del Pino, se anuncia su Bajada desde su Santuario en Teror a la Santa Iglesia Catedral Basílica de Canarias en Las Palmas de Gran Canaria. Deseamos que este encuentro de la Virgen del Pino con su gente sea una oportunidad para expresar el valor y la adhesión a nuestra tradición religiosa, así como a renovar nuestro compromiso con los valores del Evangelio» fue el anuncio que el obispo auxiliar de la Diócesis de Canarias Cristóbal Déniz lanzó al aire ayer en la Basílica del Pino en Teror, en busca de esperanza y razones para la unidad de esta nueva bajada, de este nuevo camino, a los 25 años justos que se realizara la otra convocada por el Jubileo de San Juan Pablo II en el año 2000. Desde la primera el 18 de marzo de 1607, la virgen ha bajado ya en 50 ocasiones a la capital y en una visitó los municipios afectados por los incendios.
Ese compromiso con los valores son los que el Papa Francisco anunció el 9 de mayo en la Bula de Convocación Spes non confundit con una contundente llamada a todos los católicos a luchar en favor de los presos, los emigrantes, los enfermos, los ancianos y los jóvenes presos de la droga y de las prevaricaciones.
Son razones actualizadas, conforme a lo que mueve y conmueve a una sociedad del siglo XXI, apresada entre muchos motivos para la congoja y otros tantos para la búsqueda de la felicidad. Aunque si preguntamos a muchos hombres y mujeres de Canarias dirían que les motivaría también pedir por la lluvia, por el agua tan escasa en los últimos meses y que, de no venir en este invierno, provocaría situaciones muy graves para el abastecimiento y el riego de los campos isleños. Con lo cual, volvemos siempre a que los motivos del alma han sido siempre los mismos, porque la rogativa por el agua fue lo que motivó la primera de las Bajadas que en el año 1607 llevó a Nuestra Señora desde Teror a la capital, y que inició esta secular tradición que por cada década están reclamando los canarios como una fórmula de unidad social a la vez emocional en torno a la devoción a la Virgen y a la profunda creencia en su capacidad de interceder ante Dios por el fin de nuestros males. No se ponen de acuerdo los diversos estudios que se han realizado de este fenómeno, desde los de Antonio Cruz, Santiago Cazorla e Ignacio Quintana o Vicente Suárez Grimón a escritos de otros documentalistas sobre la cantidad de estos eventos que se han llevado a cabo desde entonces, pero los más rigurosos afirman que con ésta del 2025 ya se ha superado hace tiempo el medio centenar
Variados han sido los motivos para ello, aunque abundan las relacionadas con la necesidad de lluvias, problemas con las sementeras, plagas de langostas, epidemias, distintas enfermedades y falta de salud, guerras, pestes, peticiones reales, hambre, por el bien de la monarquía, tabardillo, la guerra con Francia, por el buen gobierno de Fernando VII, el pulgón y la alhorra, las erupciones volcánicas de Lanzarote, el dolor de costado, la guerra civil de 1936, las Santas Misiones, la Cruzada del Rosario en Familia del padre Peyton, el final del Concilio Vaticano II para llegar al Jubileo de Juan Pablo II.
Bajarían por estas razones los canarios con la Virgen del Pino en 1607, 1620, 1627, 1632, 1635, 1646, 1652, 1659, 1661, 1668, 1673, 1675, 1677, 1678, 1684, 1689, 1703, 1704, 1711, 1712, 1719, 1721, 1722, 1731, 1742, 1747, 1749, 1758, 1762, 1764, de 1769 a 1770, 1772, 1779, 1785, 1788, 1790, 1794, 1801, de 1804 a 1805, 1808, de 1811 a 1812, 1813, 1814, 1815, 1936 -la primera por la carretera que acabó con tradición del camino de San Lorenzo-, 1954, 1965, 1988, 2000 y 2014.
Y subirían a las cumbres y municipios afectados por el terrible incendio de 2019 a fines de aquel mismo año.
La senda que seguía en sus bajadas y retornos fue descrita por el sacerdote Florencio Rodríguez como la que «partiendo de Las Palmas, la salida hacia todo el Norte era el Risco de San Nicolás. Al llegar a las Rehoyas altas se encontraba la primera bifurcación. A la. derecha el camino bajaba un poco para seguir Rehoyas arriba en busca de Arucas y Gáldar. A la izquierda el camino seguía empinándose por la actual Apolinaria para llegar a. San Lorenzo y seguir subiendo hasta Teror. Al llegar el camino a San Lorenzo se empinaba muy fatigoso por las cortaduras de las tierras hacia el lugar llamado Mascuervos para descansar en las vistosas lomas de San José del Álamo. Desde allí ascendiendo aún más pero ya suavemente, llegaba a las alturas de Miraflor para bajar al actual Puente del Molino y meterse por entre la verdura y frescor del Barranco de Teror a la vera de la Fuente Agria»
No puedo ocultar que cuando el pasado 22 de abril tuve el honor, a petición del párroco don Jorge Martín de la Coba, de presentar las Jornadas de Patrimonio celebradas en el ámbito de la Basílica; ya pensaba en la posibilidad de que esto ocurriera por lo que realicé a todas las autoridades presentes, desde el obispo al consejero de Presidencia del Cabildo, don José Labandera, el alcalde y el mismo párroco la petición de que San José del Álamo en el cincuentenario de la primera celebración de sus fiestas fuera tenido tenido en cuenta para dicha bajada -entonces sólo presunta- recuperando así el secular camino que se utilizó durante dos siglos.
A esta petición uno hoy aquí, como hitos de recuperación patrimonial con que colaborar en los actos conmemorativos de la preparación de este importante evento, el de restaurar el Monto Azul del Cabildo; marcar con placa de bronce el lugar que ocupara el Santo Pino de la Aparición en la Plaza de Teror y el de restaurar y declarar como Bien de Interés Cultural el Puente del Molino que pronto cumplirá sus dos siglos de existencia.
Formas de celebrar la profunda y sensible relevancia de lo que ayer se anunció en la Villa