Pedro Sánchez ha pasado de puntillas por el concierto catalán en el Comité Federal que los socialistas celebran este sábado. Precisamente, no pocos barones acudieron con las espadas en alto por su oposición al acuerdo y reclamando más información. Frente a ello, el líder de los socialistas se limitó a referirse a la financiación autonómica para diseñar un modelo federal que extienda “a todas las comunidades autónomas” que lo reclamen más transferencias de competencias y reconocimiento de singularidades. Una suerte de ‘café para todos’ o, al menos así lo ha dibujado, al mostrarse dispuesto a que las comunidades autónomas “recaben más gravámenes”. “En financiación el verdadero debate no es entre territorios, sino entre modelos”, defendió para cambiar los términos de la discusión política por el concierto catalán.
Un modelo que ha descrito como como “una nueva etapa autonómica” que derive en un Estado federal. A partir de ahí intentó aplacar las críticas sobre los privilegios a Cataluña, sin mencionar estos argumentos que han hecho entrar en ebullición a varios territorios socialistas, porque con estos cambios se crearía “un sistema de financiación más justo” y, sobre todo, “más recursos”. Tras ello volvió a insistir en su propuesta de duplicar el fondo de compensación territorial, pero asociándolo a la corresponsabilidad.
Pedro Sánchez arrancó su informe político celebrando el “logro socialista” de que la Generalitat esté en manos de Salvador Illa. Una investidura a cambio del concierto catalán que ha generado una contestación más transversal de lo habitualm en el partido. Frente a ello, el líder de los socialistas asoció la conquista de la Generalitat por parte de los socialistas catalanas para “hacer avanzar en progreso convivivencia y cohesión a Cataluña”. Tras ello, recordó el último comité federal, que se celebró a finales del pasado mes de abril en medio de su retiro para reflexionar sobre su dimisión.
“Gobernar es un provilegio pero también puede ser duro”, reconoció ante el “coste personal” de los ataques y el “coste aún mayor” de los “hermanos o la pareja”, en referencia al caso Begoña Gómez. Algo que “me hizo mella”, se sinceró, para insistir en que “tengo la certeza de que merece la pena” seguir al frente del Ejecutivo para “transformar España”. “Si el precio es la difamación y la intimidación”, arengó a los suyos, “apretamos los dientes y tiramos hacia adelante”.