El pasado 21 de agosto, Dolores Rodríguez, de 95 años, ingresó en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla «por un episodio de vómitos oscuros». El resultado de las analíticas y los reconocimientos revelaron que los análisis estaban correctos y fue dada de alta. «Me informaron de que los análisis estaban mejor que los de una niña y que todos los órganos funcionaban muy bien», cuenta a este periódico en conversación telefónica su hija, María Ángeles.
Tras horas en la sala de espera, mientras aguardaban la llegada de una ambulancia que trasladara a Dolores a su domicilio, ocurrió la tragedia: se apoyó en la barra de la cama en la que se encontraba, la barandilla «cedió», según la familia, y la mujer cayó al suelo, se golpeó la cabeza y sufrió un derrame cerebral. «Inmediatamente, entre seis personas la volvieron a subir a la camilla y directamente la llevaron a traumatología», abunda su hija. Tras una semana en coma inducido, Dolores falleció a causa del golpe, según confirmó la autopsia posterior.
Según relata la hija de la víctima, fue la médica de neurología quien sugirió a la familia solicitar la realización de una autopsia. «Nos dijo ‘ustedes tienen que tomar medidas’. A mí no se me había ocurrido», admite. El resultado de la prueba determinó que Dolores había fallecido a causa del derrame cerebral sufrido por el golpe en la cabeza.
Una abogada asesorará a la familia
A preguntas de este periódico sobre el caso, desde el Servicio Andaluz de Salud (SAS) «lamentan profundamente» lo sucedido y trasladan que «el hospital está a entera disposición de los familiares». Apuntan también que «no consta reclamación alguna por parte de los familiares del caso que se describe». La hija de la fallecida confirma que así es: «Yo no sabía que había que hacerlo. Yo no soy abogada y gracias a Dios nunca he tenido que pasar por una circunstancia así», explica. «La reclamación no la hice por desconocimiento», subraya.
«Como yo no sé nada, me he puesto en contacto con la Asociación el Defensor del Paciente y me han mandado a una abogada», desarrolla María Ángeles. Ahora, a la familia le queda esperar las indicaciones de la abogada para saber cuáles son los siguientes pasos a seguir
El caso ya está en los juzgados. Según explica la hija, al realizarse la autopsia, se inicia un procedimiento por el que el caso pasa a los juzgados. «Para poder enterrar a mi madre tuve que ir al juzgado y firmar, pidiendo la autorización para retirar el cuerpo. Incluso, después de la autopsia, tuve que ir a identificar el cuerpo», desarrolla la afectada.
Camillas «tercermundistas»
La hija de la fallecida describe que las camillas que vio en el Virgen del Rocío «son tercermundistas». «Esas camillas no son de recibo. Todas las barandillas se mueven. La de mi madre tenía una holgura, un movimiento… que nada más que se apoyó un poco en ella, cedió», detalla. Trabajadores del hospital con los que ha contactado este este medio y que están en contacto diario con estos materiales, corroboran que, aunque algunas camillas han sido reemplazas, muchas de ellas «pueden tener perfectamente por lo menos 20 años».
La situación no era desconocida. Los sindicatos ya haían advertido de ello. A principios de verano, el 6 de junio, el sindicato UGT, a través del área de Salud, Servicios Sociosanitarios y Dependencia de Sevilla, ya denunció «el deterioro insostenible e injustificado de las Urgencias del General del Virgen del Rocío». En un comunicado, el sindicato alertaba del «lamentable estado de un servicio primordial», apuntaba directamente a «camillas no regulables para transferir a pacientes de una camilla a otra» y «del mal estado de las mismas».
También señalaban la presencia de «insectos en la admisión de usuarios, baños en condiciones lamentables de higiene y seguridad y no funcionamiento de las pantallas turnómetros, obligando a llamar a los pacientes en voz alta por nombre y apellidos para cualquier requerimiento, faltando así a la Ley de Protección de Datos».
Fuentes de la Consejería de Salud apuntan que las imágenes de las camillas publicadas en esa noticia corresponden a «zonas de almacenaje», y matizan que no es el estado «de todas las camillas» del Hospital Virgen del Rocío.
«Que su muerte no sea en vano»
Tanto María Ángeles, hija de la fallecida, como Marian, su nieta, cuentan que el único objetivo de la familia ahora es «que se haga justicia y que esta situación no vuelva a ocurrir». «Que cambien las camillas y que subsanen el tema de las ambulancias, que es muy triste que una persona de 95 años (o de la edad que sea) tenga que llevarse tantas horas esperando a que llegue la ambulancia», reclama María Ángeles.
En la misma línea se expresa su nieta, Marian: «Que su muerte no sea en vano. Esto es algo que nos puede pasar a cualquiera. Parece que como tenía 95 años ‘había llegado su momento’, y no, a mi abuela no le había llegado su momento«, subraya.