Después de dos temporadas como rojilla, Vera Martínez (Astillero, 1999) regresa a Primera División de la mano de un Deportivo en el que aterriza con el objetivo de asentarse en la élite del fútbol español. Se reconoce “más madura” y este domingo tendrán la primera prueba de fuego: un Barcelona intratable, al que ganar, suena a utopía.
¿Hay nervios por arrancar?
Más que nervios, ganas. Todas tenemos esa ilusión. Llevamos unas cuantas semanas de pretemporada y tenemos ganas de empezar a competir.
¿Cómo se afronta un partido ante un equipo como el Barça?
Con ilusión y las máximas ganas posibles. Es un rival por el que tenemos que pasar todos. Sabemos el tipo de rival que es. Pero estamos preparadas y vamos a por ello, con ilusión de hacer un gran partido.
¿Es posible sumar algo?
Imposible no hay nada, sabemos el rival que es y que es complicado. Pero imposible , no. Intentaremos hacer todas las cosas bien para que así sea.
¿Ha notado el salto a Primera? El equipo se ha reforzado mucho.
Por supuesto, al final el cambio más que nada, es el ritmo de balón, las basculaciones, la intensidad… todo lo que conlleva. Poco a poco nos vamos adaptando y creo que podemos hacer un gran año.
Usted ya jugó en Primera con el Alavés. ¿Cómo ha cambiado?
Al final la Vera que soy ahora no es la que era hace unos años. Soy más madura, con muchas más ideas de fútbol, mejor preparada mental y físicamente. Creo que llega una jugadora más hecha y con ganas de demostrar. Al final, me ha venido bien cada paso que he dado, primero en Racing, Alavés y Osasuna. Estoy preparada.
¿Espera una Primera diferente?
Espero que sí, espero que sea un año de cambios para bien. Que los clubes apuesten realmente por lo femenino. Creo que realmente está siendo así. La liga va mejorando en todos los sentidos, desde el convenio colectivo como a nivel infraestructuras y competitividad. Los equipos cada vez son más competitivos. Quedan muchos pasos por dar, pero vamos en la línea.
El Deportivo incorporó a una psicóloga para el día a día. ¿Cómo es el trabajo?
A mí me parece una figura muy importante. De hecho, estudio psicología y lo veo un aspecto primordial en el deporte. Creo que la cabeza lo es todo. La cabeza te ayuda o te echa atrás. Hay que trabajarlo día a día. A mí me viene bien y creo que al equipo también.
Irene Ferreras es una de las pocas entrenadoras entre Primera y Segunda. ¿Ha cambiado su percepción sobre ella una vez que ha empezado a trabajar?
Irene me ha sorprendido mucho y para bien. No la conocía, sí me había enfrentado a ella y sus equipos siempre han funcionado muy bien. Sus equipos siempre me han llamado la atención. Me ha sorprendido tanto por sus conocimientos, como por cómo nos lo transmite y su cercanía con nosotras.
«Irene me ha sorprendido mucho y para bien. Me ha sorprendido tanto por sus conocimientos, como por cómo nos lo transmite y su cercanía con nosotras»
Jugarán en el estadio de Riazor cada fin de semana. ¿Cómo lo asume el vestuario?
Es algo súper ilusionante y ambicioso. Que se abra un estadio para el fútbol femenino es increíble. Muy pocos equipos lo hacen y hay que dar las gracias. Es un extra. Jugar en casa, con tu gente, en un estadio… Se me ponen los pelos de punta. Es un plus y nos va a dar más.
¿Impresiona?
Sí, por supuesto que lo hace. Siempre que saltas, y más en uno nuevo, impresiona. Pero para bien. Cuando saltas ahí, todo lo que te llega son estímulos positivos. Es un empuje. Ves a toda esa gente que te apoya, que está por un club y sientes que tienes que devolverlo.
¿Ha palpado la cercanía de la afición en A Coruña?
Me parece lo mejor. Para mí la gente que nos sigue son el número 12 y nos dan un extra cuando falta el aliento. Llegar aquí y sentir ese calor de la gente y ver lo importante que es para ellos el Dépor es increíble. Todo eso nos tiene que ayudar.
Tiene estudios en integración social y en dietética, además de psicología, ¿es capaz de trasladarlo al fútbol?
Yo todo lo que estudio lo hago porque creo que me puede venir bien y en el futuro creo que podré ayudar a otras deportistas. Al final estudiar dietética o psicología, e integración previamente, va todo muy unido. La psicología es un porcentaje muy alto en el rendimiento deportivo. Igual que la dietética, lo que comemos y cómo pensamos influye mucho.
¿Es fácil compaginarlo todo?
Siempre he estudiado online, es la mejor forma de llevarlo. El fútbol es la prioridad y en los ratitos libres, descansos, por las tardes… Me organizó para que ese espacio sea para el estudio y para aprovecharlo.
¿Cómo fueron sus inicios en el mundo del fútbol?
Desde que tengo uso de razón iba detrás de un balón. Lo mío es el fútbol desde pequeña. Mi padre fue futbolista, mi hermano siempre jugó y, además de vivirlo en casa, siempre lo he tenido en las venas. Es algo que se lleva dentro. Cuando yo empecé, no había equipos de chicas. Al principio, yo hacía baile, hasta que a los nueve años mis padres me dieron la oportunidad de empezar al fútbol, lo hice en la Marisma, con mis compañeros de clase y con mi hermano, con los que jugaba en el recreo. Empecé ahí, con chicos, hasta que a los 13 se hizo el Rácing femenino, que solo tenía categoría adulta, pero se hizo un B, dirigido por Pedro Munitis, me llamó para ver si quería jugar y con 13 años podía entrenar. Ahí empecé hasta que salí al Alavés.
¿Avisó a Munitis de que iba a fichar por el Dépor?
No, hace tiempo que no hablo con él, pero le recuerdo con cariño. Mi familia siempre ha sido futbolera, mi padre siempre ha sido mi referente. De hecho, jugó en el Lugo y en el Villalbés. A esa parte de Galicia mis padres le guardan cariño. Quiero también aprovechar para agradecer a mi familia, pareja y amigos por su apoyo, gracias a ellos porque me han ayudado a llegar has aquí.
¿Y las zapatillas de baile? ¿Las acabó usando para patear balones?
En las clases de baile de vez en cuando me dedicaba a chutar los balones que teníamos por allí. Las profesoras ya se dieron cuenta de que lo mío era el fútbol y no el ballet (se ríe).