Nicolás Maduro y Luiz Inacio Lula da Silva no atraviesan el mejor de los momentos de su larga relación política, iniciada cuando el ‘presidente obrero’ era ministro de Exteriores de Hugo Chávez. Las controvertidas elecciones venezolanas profundizaron sus diferencias, hasta el punto de que el presidente brasileño llegó a llamar al Gobierno vecino «régimen muy desagradable». Sin embargo, Maduro y Lula encontraron un punto de convergencia frente a Elon Musk y su red social. El primero lo tachó de «satánico» y responsable de diseminar «violencia», «odio» y la «guerra civil» en Venezuela. El líder del Partido de los Trabajadores (PT), por su parte, salió a respaldar al Supremo Tribunal de Justicia (STJ) brasileño en su disputa con X y su dueño. «La justicia brasileña puede haber dado una señal importante de que el mundo no está obligado a soportar el todo vale de extrema derecha de Musk sólo porque es rico», dijo Lula.
Los comentarios del presidente no son fruto de un enojo espontáneo, sino parte de una polémica de mayor alcance con el magnate sobre la libertad de expresión, las cuentas de extrema derecha en su red social y los mecanismos de desinformación a cargo de las llamadas «milicias digitales» que abonaron el camino al intento de derrocamiento de Lula, el 8 de enero de 2023.
Unos 212 millones de personas viven en el gigante sudamericano y, de acuerdo con el grupo de investigación de mercado Emarketer, un quinto de la población es además habitante de internet y las plataformas como Facebook, Instagram y X durante unas nueve horas al día. La exTwitter tiene 22 millones de usuarios y constituye desde hace más de una década un instrumento importante de la vida política brasileña: fue crucial para poner en marcha en las calles el proceso de destitución parlamentaria de Dilma Rousseff, la heredera de Lula.
Alexandre de Moraes, la bestia negra de los simpatizantes del expresidente Jair Bolsonaro, tenía un millón de seguidores en X. Esa relativa popularidad no lo frenó a la hora de tomar medidas contra la red social. De Moraes impulsó de la suspensión a fines de agosto de la plataforma en todo el país debido a la negativa de Musk de nombrar a un representante legal en Brasil y su incumplimiento de las órdenes de moderación de contenidos ordenadas por el magistrado, a quien el magnate, en abierto desafío, calificó de «dictador» y «censor», además de divulgar a través de su cuenta personal una catarata de memes degradantes, a veces generados con inteligencia artificial.
El máximo tribunal había emitido previamente órdenes para bloquear varias cuentas en esa red como parte de las investigaciones que realiza sobre la propagación de fake news y los llamados discursos de odio que buscan erosionar los cimientos de la democracia. Si bien el bolsonarismo prefiere Telegram antes de que X fuera adquirida por Musk, a partir del cambio de dueño esa plataforma volvió a alojar los discursos más agresivos hacia el actual Gobierno. Como era de suponer, tanto Bolsonaro como el Foro Madrid que agrupa a la ultraderecha iberoamericana, salieron en defensa de Musk y compararon a Brasil con China, Rusia e Irán, donde X también está prohibida. De Moraes ordenó además multar con unos 8.000 euros a quien use una red privada virtual VPN para entrar en X desde Brasil.
Cruzada nacional
Las fricciones entre el STJ y X coinciden en el tiempo con el arresto en Francia del director de Telegram, la condena en Gran Bretaña a usuarios por utilizar redes sociales durante los recientes disturbios y la cruzada en Estados Unidos contra la aplicación de origen chino TikTok y el deseo manifiesto de Donald Trump de darle un puesto importante al magnate en su Gobierno si es electo presidente. Lula no dudó en volver a levantar la voz y al igual que Maduro, aunque no necesariamente por las mismas razones, convertir el caso X en una cruzada en defensa de los intereses nacionales a pocas semanas de las elecciones municipales del 6 de octubre que se convertirán en la primera prueba de aceptación en las urnas para el PT y sus aliados.
En este contexto, Starlink, la empresa de Musk, dio marcha atrás y anunció finalmente a la Agencia Nacional de Telecomunicaciones (Anatel) que bloqueará el acceso a X, aunque calificó de ilegal la decisión de congelar sus cuentas bancarias. Dijo no obstante que seguiría impugnando las órdenes del Supremo en los tribunales. La empresa presta servicios de Internet por satélite a unos 250.000 abonados en Brasil. Starlink se aprestaba a ampliar sus negocios con los militares brasileños antes de quedar atrapada en la crisis.
Milei entra en escena
Musk fue el principal interesado en asociar a Brasil con Venezuela en su andanada de diatribas tras las últimas disposiciones de De Morales. «A menos que el Gobierno brasileño devuelva la propiedad confiscada ilegalmente de X y SpaceX, buscaremos también la confiscación recíproca de los activos del Gobierno«, escribió en respuesta a un video en el que un presentador de televisión informa sobre la incautación en República Dominicana de un avión perteneciente a Maduro. «De Moraes merece cárcel por sus delitos», añadió.
Musk cuenta en la región con su propia escudería política. No es solo Bolsonaro, sino el argentino Javier Milei. «Está haciendo un trabajo increíble, devolviendo a Argentina a su grandeza!». «Muchas gracias por tus palabras, Elon». «¡De nada! El ejemplo que están dando con Argentina será un modelo útil para el resto del mundo». El Gobierno consideró «inaceptable» la defensa que hizo Milei de Musk en el reciente foro de la ultraderecha donde también calificó a su colega brasileño de «tirano» por avalar un «acto de opresión».
Críticas y nuevos conflictos a la vista
El profesor en Derecho Constitucional, Conrado Hübner Mendes, salió al cruce de sus descalificaciones en una columna publicada en el diario paulista ‘Folha’. «En el libre mercado de la argumentación jurídica, la frontera entre lo legal y lo ilegal se define en términos financieros y relacionales…. Sólo en una cultura jurídica así es posible decir que Bolsonaro, a pesar de su criminalidad en serie, no debe ser castigado, y que Elon Musk no debe ser sancionado». El columnista Elio Gaspari señaló al respecto: «es un golpista al estilo de los norteamericanos que derrocaron gobiernos en Centroamérica a principios del siglo XX. La libertad de expresión que defiende Musk es el mantenimiento en la red de la mentira y la calumnia».
Por lo pronto, los efectos de la orden del STJ se han sentido de inmediato en Brasil. Muchos usuarios han abierto cuentas en Threads, propiedad de Meta, y Bluesky. En medio de la masiva migración de plataformas, Brendan Carr, de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) de Estados Unidos, lanzó una advertencia a Anatel, leída como un indicio de que el conflicto puede ir más allá de una empresa poderosa para convertirse en bilateral. «Estas acciones punitivas –apoyadas públicamente por el Gobierno de Lula– ya están reverberando ampliamente y minando la confianza en la estabilidad y previsibilidad de los mercados regulados en Brasil. Los líderes empresariales de EEUU se preguntan abiertamente si Brasil va camino de convertirse en un mercado ‘no invertible'», dijo Carr.