Elegante como ninguna. Con el arte por bandera y la música gritándole desde la garganta y el corazón. Además, vestida del diseñador cordobés Andrew Pocrid, al que agradeció desde el escenario. Niña Pastori aparecía en el escenario de una Axerquía llena hasta la bandera y que anoche quedó completamente enamorada de la gaditana.
“Somos marineros” y su “tirititrán trán trán” daban el pistoletazo de salida a una noche cargada de pasión y emociones a flor de piel. “Yo soy el cantante que hoy han venido a escuchar; lo mejor de del repertorio a ustedes voy a brindar”, continuaba la cantante y compositora, que cumplió con creces su promesa.
En primera fila, algunas de las que se consideraban “las fans más incondicionales”, no dejaban de derramar lágrimas de alegría por tener delante a su cantante favorita. Tampoco dejaban de acompañarla cantando, bailando y palmeando cuando la canción así lo requería. Un público completamente entregado a una artista completamente entregada.
María agradeció en varias ocasiones a los cordobeses, que además abarcaban un amplio rango de edades. “Yo siempre he sentido vuestro cariño muy de cerca, pero es que últimamente os estáis pasando”, afirmaba emocionada y feliz.
En el escenario la acompañaba una banda de seis increíbles músicos y dos coristas cuyas voces empastaban a la perfección con la de la Niña.
Arte, sentimiento y pasión
El Camino de la noche estuvo cargado de garra, arte, sentimiento y mucha pasión, y hubo tiempo para todo. Además de presentar su último disco, también versionó grandes canciones como Burbujas de amor de Juan Luis Guerra o Contigo de Sabina, dejando constancia de que, con su voz, puede hacer lo que quiera y como quiera.
También invitó a subirse al escenario con ella a Ezequiel Montoya, semifinalista del equipo de Malú en La Voz 2021. Juntos hicieron una versión a dúo y completamente sublime de Válgame Dios, arrancando numerosos “ole” entre el público.
Y llegó el momento de la noche; ella y el piano, el piano y ella. Cai y Cuando nadie me ve quitaron por completo el sentío y llenaron de lágrimas de emoción los ojos y corazones cordobeses.
Llegando al final se arrancó por bulerías, pero aquí la protagonista fue Lola, una de sus fans más incondicionales. Lola, una niña que se subió al escenario a bailar y arrancó con ella a todo el público, que le regaló una de las ovaciones más bonitas de la noche.
Una velada emotiva, cercana y especial que ya quedará grabada para siempre en ese teatro.
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