Francia mostró de nuevo los problemas de la pasada Eurocopa: el ataque no es fluido y la suma de estrellas en la delantera genera algunas ocasiones por la acumulación de calidad pero no por el buen juego, mientras que la defensa es extremadamente frágil.

Mbappé, Dembelé o Griezmann tuvieron un encuentro muy discreto, casi siempre ahogados por la defensa rival.

Deschamps apostó colocando de inicio al debutante Olise, uno de los medallistas olímpicos convocados para este ciclo internacional, en el extremo derecho, con Barcola a la izquierda del ataque y Mbappé por el centro, con Griezmann jugando como enganche.

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