Disponen de tiempo, tienen unos ingresos estables y, sobre todo, son más activos que nunca. Las personas de más de 60 años están convirtiéndose en un filón para las empresas de la denominada economía ‘silver’ (o economía plateada, en alusión a las canas que peinan) y la impronta de este colectivo, que en España supone el 26,5% de la población, está dejándose ya notar en muchos sectores. Entre ellos, el turístico, que ha empezado a detectar indicios de desestacionalización en los viajes, gracias al peso que tiene el turista sénior. Y es que el hecho de no tener que tomar necesariamente las vacaciones en julio o en agosto está alargando cada vez más la temporada hacia el mes de septiembre, según ha constatado el Observatorio Nacional del Turismo Emisor (ObservaTur), en su encuesta correspondiente al verano de 2024.
La Comisión Europea prevé que para el año 2030 haya en Europa unos 140 millones de viajeros de más de 60 años. Serán el cuádruple de los que eran en 2010, gracias a la incorporación de la generación de los ‘baby boomers’, nacidos en la década de 1960. Habida cuenta, además, de que la previsión sobre la población mundial para 2050 es de 3.200 millones de personas mayores de 50 años, está cada vez más claro que los séniors supondrán una importante cuota de mercado en el sector. Después de años de tener que atender obligaciones laborales y familiares, el bienestar, el contacto social y el enriquecimiento personal se convierten para ellos en prioridad y la posibilidad de conocer nuevos lugares es una de las alternativas más atractivas.
«Es, sin duda, una tendencia en alza. Hace un tiempo era algo habitual verlo en Francia o en otros países europeos, donde muchos jubilados aprovechaban para conocer nuevos lugares fuera de la temporada alta. Ahora lo están haciendo ya también los españoles», corrobora Pere Massanés, miembro de la junta directiva de la Asociación Corporativa de Agencias de Viajes Especializadas (Acave), que cuenta con más de 450 asociados del sector.
Los turistas ‘silver’ españoles viajan en su coche particular, prefieren ir de hotel y se mueven por el propio país. E, importante, gastan bastante más que las generaciones más jóvenes, unos 845 euros de media frente a los 620 de los que tienen entre 35 y 49 años. Y, sí, su mes preferido para las vacaciones es, en un 30% de los casos, septiembre frente al 27% de los que escogen agosto o el 21% de los que las hacen en julio.
Otro estudio reciente al respecto, el Barómetro del Consumidor Sénior del Centro de Investigación Ageingnomics de la Fundación Mapfre describe a este turista como una persona con estudios superiores, jubilada y cada vez más digital. Goza también de buena salud, tiene mayores intereses culturales y más tiempo para el ocio que sus padres, elementos todos ellos que conforman un cóctail que hace que los viajes turísticos -la mayoría hechos en pareja y con estancias medias de entre 8 y 12 días- sean una de sus principales prioridades.
«Son más exigentes, tienen claro lo que quieren y buscan nuevas experiencias. También son más autónomos y tienen disponibilidad para viajar en cualquier época del año», detalla Juan Fernández Palacios, director del Centro de Investigación Ageingnomics. De hecho, según su estudio un 30% de los sénior han salido de vacaciones dos o tres veces en los últimos 12 meses, y un 7% lo ha hecho en más de cuatro ocasiones.
Cuando van al extranjero, «suelen preferir los viajes en grupo, con un guía o acompañante y con visitas y servicios previamente reservados e incluidos en el precio», prosigue Massanés, que regenta una agencia de viajes en Manresa. «Buscan viajar sin tener que sufrir quebraderos de cabeza, de un modo tranquilo», agrega. ¿Sus escapadas favoritas fuera de España? «Evidentemente las capitales europeas, que aunque ya las conozcan, no les importa repertir, más que nada porque son ciudades muy vivas y a estos turistas les gusta descubrir lo que haya de nuevo en ellas», indica. «Pero también se apuntan a seguir la Ruta de la Seda en Uzbekistán o a viajar por Turquía o Egipto«, añade el propietario de Viatges Masanés.
Atentos a los cambios
Vista la importancia que está cobrando este segmento de población, la propia Comisión Europea ha conminado a la industria turística a ponerse las pilas para no solo aprovechar una opción clara de negocio, sino también para adaptar los recursos ya existentes a este público. Es, subraya la CE, un nicho de negocio clave para seguir avanzando en la lucha contra la estacionalidad. «A nosotros, a las agencias de viajes, este tipo de cliente nos ha salvado, porque nos da trabajo a lo largo de todo el año», subraya Massanés, que asegura que cada vez hay más empresas de su sector especializadas en esta franja de edad.
El vocal de la junta directiva de Acave asegura que el sector de las agencias de viajes sí se ha puesto manos a la obra de cara a ofrecer más y mejores propuestas para los sénior, «pero es cierto que sigue habiendo muchas otras empresas, dentro de la propia industria turística, que tienen los deberes por hacer». Cita el caso de las aerolíneas, que cada vez se lo ponen más difícil a los mayores, con las reservas y ‘check-in’ por internet, con el diseño interior del avión y sus estrechos asientos o con la limitación del equipaje de cabina. «Pero es que tampoco tienen políticas de precios específicas para atraer a este colectivo, como sí tiene, por ejemplo, Renfe con su tarjeta dorada». Tampoco los hoteles están por la labor en este último aspecto, lamenta, «y no son conscientes de lo que ganarían si pensaran más en los mayores».
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