La elección de Óscar López para sustituir al independiente José Luis Escrivá al frente del ministerio de Transformación Digital y Función supone una apuesta por dotar al Gobierno de perfiles con más peso político. Pedro Sánchez ha optado por el que era su jefe de Gabinete desde julio de 2021 y un pata negra del PSOE para ponerse al frente de la cartera que deja Escrivá por su nombramiento como gobernador del Banco de España. Secretario de Organización con Alfredo Pérez Rubalcaba y exportavoz del grupo en el Senado, López tiene madera de escudero para actuar como parachoques y un perfil más transversal que trasciende a las funciones de la cartera que asumirá. “Óscar [López] es un animal político”, lo definen en la cúpula socialista dando cuenta de las motivaciones a la hora de elegirse su perfil.
En Ferraz evitan anticipar el alcance de la próxima remodelación, obligada por la marcha a Bruselas como comisaria de la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, pero arguyen que irá en la misma línea. Desde el propio entorno de Ribera ya se apuntaba a un perfil de más peso político que técnico para su sustitución. Con el congreso federal del partido adelantado para el 29 de noviembre y el 1 de diciembre, a los próximos cambios en el Ejecutivo se sumarán los orgánicos. De hecho, hay vasos comunicantes. Tanto en lo referente al diseño de la estrategia como de los nombres.
El de Juan Espadas, secretario general de los socialistas andaluces y portavoz en el Senado, suena como ministrable en caso de que se produzca un relevo de liderazgo en la federación del partido en Andalucía. Se trataría de otro de los perfiles con más carga ideológica y alineados con Sánchez. El nombramiento de Diego Rubio como jefe de Gabinete en sustitución de López, sí es el de un perfil más técnico, pero en la dirección socialista anticipan que se mantendrá la fusión entre Moncloa y Ferraz. “Eso no cambiará”, avanzan fuentes socialistas con la incógnita de los cambios que pueda promover Rubio en la estructura del gabinete de la Presidencia.
A la espera de que Sánchez acabe de remodelar las piezas en el Gobierno y el partido, son varios los ministros se sientan en la ejecutiva federal y así como algún miembro del equipo de la Presidencia del Gobierno. Una fusión, con una mayor uniformización interna, que se culminó en la Convención Política celebrada el pasado mes de enero en A Coruña. Entonces, se remodeló la ejecutiva con la entrada de hasta diez de los 13 ministros socialistas con carné con asiento en la ejecutiva. El doble de los que tenía y que se completó con secretarios de Estado para afianzar una estrategia de “unificación de las responsabilidades” orgánicas con las de Gobierno.
El propio Sánchez dio cuenta de su intención de reforzar el perfil de pararrayos de sus ministros, en una coyuntura de total confrontación con la oposición, al destacar de López su “capacidad política”. Un tanto en contraposición de Rubio, su nuevo jefe de Gabinete, de quien señaló su “visión técnica y transversal”. Rubio es otra de las personas de confianza del presidente del Gobierno al ejercer hasta ahora como secretario general de Políticas Públicas y Asuntos Europeos de la Presidencia del Gobierno. Antes había sido director de la Oficina de Prospectiva.
Comité Federal
Durante la declaración institucional en la tarde de ayer para confirmar los cambios, volvió a reiterar, como horas antes en su discurso de arranque del curso político, que el Gobierno está “con las pilas cargadas”. Optimismo frente a los agoreros, contrapuso en referencia a la oposición, para añadir que el Ejecutivo afronta esta nueva etapa “con nuevas ideas, con los mejores equipos y las mismas ganas de siempre”.
Sánchez ya trasladó a los suyos en la reunión de la ejecutiva socialista el pasado lunes de la necesidad de “valentía” para afrontar el nuevo curso político, tanto en el Gobierno como en el partido. A nivel orgánico, además, alentó a alinear el discurso en clave territorial cuando las críticas por el concierto catalán se han extendido de forma transversal. Más allá del sector crítico que representan el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, y el líder de los socialistas en Aragón, Javier Lambán. Ambos han confirmado que acudirán este sábado al Comité Federal del partido. Una cita convocada para poner en marcha el proceso congresual, pero donde se medirá la contestación interna al acuerdo fiscal con ERC.
“Gobierno para rato”
En un ambiente de incertidumbre ante la amenaza de bloqueo parlamentario por la falta de garantías de apoyo por parte de sus socios, principalmente Junts, pero también ERC o Coalición Canaria, el mensaje más reiterado es el de que se agotará la legislatura. “Hay gobierno para rato”, aseguró Sánchez este miércoles para poner en valor al mismo tiempo que se abre un horizonte sin citas electorales previstas hasta 2026.
En estos momentos nada garantiza los números para sacar adelante los Presupuestos, la clave para dar estabilidad a la legislatura, y en el Ejecutivo ya se allana la posibilidad de una nueva prórroga. Con todo, no se renunciará a presentarlos y prueba de ello es que el próximo martes se llevará al Consejo de Ministros la aprobación de los objetivos de déficit. Antes del parón estival, y sin pacto con ERC mediante para la investidura de Salvador Illa, Junts ya los tumbó en el Congreso frenando la tramitación de las cuentas públicas.