Una de las estrellas de esta edición de los Juegos Paralímpicos es la doble campeona Oksana Masters. La atleta estadounidense, de 35 años, ha ganado este miércoles 4 de septiembre el oro en la prueba de contrarreloj en ciclismo, su medalla número 18.
La deportista de la delegación de Estados Unidos ha participado en cuatro ediciones de los Juegos Paralímpicos, en los que ha destacado en cuatro deportes. Durante su trayectoria olímpica de ocho años, Oksana Masters se ha proclamado campeona en remo, esquí de fondo, biatlón y ciclismo.
Una historia de superación
La historia de la atleta estadounidense va más allá de su brillante palmarés deportivo, ya que es todo un símbolo de superación. Oksana Masters es es una sobreviviente del desastre nuclear de Chernóbil, ocurrido en 1986. Nació en Ucrania tres años después de que se produjera la tragedia nuclear y la exposición radiactiva le produjo hemimelia tibial. Tiene una pierna más corta que la otra, le falta un riñón, tiene seis dedos en cada pie y con los de las manos palmeados.
«Una cicatriz es una historia que te pasa. No tienes una cicatriz, sobrevives a una cicatriz»
Estas cicatrices son un reflejo de su historia, tal y como la campeona olímpica ha explicado a ‘The Players Tribune’: «No pude elegir mis cicatrices. Una cicatriz es una historia que te pasa. No tienes una cicatriz, sobrevives a una cicatriz. Quiero ser dueña de mi historia».
Sus padres la dieron en adopción cuando era un bebé. La atleta ha plasmado sus primeros años, vividos en un orfanato, en su autobiografía ‘The Hard Parts’. En su obra ha relatado como sufrió abusos, hambre, frío, falta de afecto y otros inquietantes episodios, como vivir la muerte de su mejor amiga, que fue golpeada hasta morir en frente de ella.
El infierno terminó cuando fue adoptada a sus ocho años y se mudó a Estados Unidos. Allí, comenzó una nueva vida: «En gran parte fue el paraíso. Me cuidaron, me atendieron, me alimentaron bien, me criaron bien, me amaron«, ha revivido en una entrevista con el medio británico ‘Gay Masters’.
«Mi madre tuvo que enseñarme lo que significaba la palabra ‘feliz'»
«No sabía que tenía hambre, porque había aprendido a reprimir esos sentimientos. Mi madre tuvo que enseñarme lo que significaba la palabra «feliz» cuando le conté cuáles eran esos sentimientos extraños. No sabía cómo expresarlo con palabras», ha relatado, explicando que su adaptación también fue dura: «Hubo algunos ajustes que fueron extremadamente duros. Un ejemplo de ello es el sueño. En el orfanato, se asociaba el sueño con el abuso, así de simple. Era imposible no hacerlo y odiaba el sueño».
Con13 años se inició en el mundo del deporte, en remo adaptado. Algo que, como ha explicado en su página web, cambió su vida: «En el agua comencé a sentir un nuevo sentido de libertad y de control que me habían sido arrebatados tantas veces en el pasado. Descubrí muy rápido que ese control crecía cuanto más me empujaba a mí misma a ser más fuerte y más rápida. Mi cuerpo respondía al dolor con una fuerza siempre en aumento y un creciente sentimiento de propósito».
Increíble trayectoria olímpica
En Londres 2012 subió al podio por primera vez en la prueba de remo. En los Juegos Paralímpicos de Invierno de Sochi 2014 participó en esquí de fondo y biatlón, haciéndose con una plata y un bronce. En su siguiente cita olímpica, Río de Janeiro 2016, compitió en ciclismo.
También consiguió tres medallas de oro y cuatro de plata en esquí nórdico en los Juegos Paralímpicos de Invierno de Pekín 2022. En esta edición de los Juegos Paralímpicos, en París, ha conseguido el oro en ciclismo y, en una entrevista con el Comité Olímpico Internacional ha admitido lo importante que es para ella su participación: «Lo que significa para mí ser vista y reconocida como alguien que está en la cima es que mi voz finalmente es escuchada. Eso es algo que nunca tuve cuando era niña».
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