Casi la mitad de la lista de espera por una operación en la sanidad pública canaria se acumula en dos especialidades: traumatología-cirugía ortopédica (27,8%) y oftalmología (19,9%), en concreto, un 47,8% de un total de 34.125 pacientes que aguardan por una intervención quirúrgica, según datos de la Consejería de Sanidad cerrados en junio de este año. Las cifras apenas presentan variación con las dinámicas anteriores salvo por la reducción del número de personas a la expectativa de ser intervenidas, que en total suponen 2.270 menos respecto al mismo mes del año pasado, y también una disminución del tiempo, de 152,91 a 127,41 días. Además, también se redujeron por primera vez las listas de espera para acceder a consulta, así como su demora.
Las intervenciones en las que más se debe esperar en oftalmología son las operaciones de cataratas (más del 60%), mientras que en la especialidad de traumatología, más del 30% corresponden a las prótesis de cadera o de rodilla y la artroscopia. Son datos correspondientes a diciembre de 2023 extraídos del informe publicado por el Ministerio de Sanidad, puesto que las cifras de la Consejería de Sanidad ofrece datos desagregados por hospitales, pero no por patología concretas.
En el Hospital Universitario de Canarias (HUC), en Tenerife, operarse de cataratas o de una prótesis de cadera es una misión casi imposible. El centro, ubicado en San Cristóbal de La Laguna, registra las listas de espera más extensas, con 3.848 personas aguardando por una intervención en la especialidad de traumatología y 1.829 en oftalmología. El Hospital Universitario Insular de Gran Canaria también engrosa el número de personas, con 1.909 pacientes en la lista de traumatología.
Según el presidente del Consejo de Médicos de Canarias, Rodrigo Martín, ambas especialidades «son las que tienen mayor incidencia de patología, como las cataratas en Canarias, donde es casi una maldición porque casi todo el mundo lo padece. Y en traumatología por los accidentes, por ejemplo. Al final son especialidades que tienen una incidencia de patologías mayor que las demás».
«Las mayores listas de espera tienen relación con intervenciones ligadas a que la población vive más. Ya es normal poner una prótesis de cadera o de rodilla a personas entre 80 a 90 años; la oftalmología, con el tema de la presbicia o las cataratas, cada vez hay más intervenciones y van muy ligadas al envejecimiento», explica Levy Cabrera Quintero, secretario de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos.
En los cuatro principales hospitales de Canarias, exceptuando el Materno-Infantil porque prevalecen otro tipo de especialidades, los tiempos de espera apenas bajan de los tres meses en ambas especialidades. Donde más se tarda para ser intervenido en traumatología es en el HUC, con unos siete meses y medio; mientras que en oftalmología, la espera en el Insular se alarga unos 109 días.
Sin embargo, la mayor demora la tiene el Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín, con más de un año de espera para la unidad de raquis (392,87 días). Le siguen los 267 días de espera por una cirugía plástica y reparado en el HUC y los 242,33 en la misma especialidad, pero en el Hospital Universitario de Nuestra Señora de La Candelaria (Tenerife).
Además, los hospitales con un mayor número de pacientes que llevan esperando por una operación durante más de seis meses son el HUC, con 3.114 personas; el Insular de Gran Canaria, con 1.740 pacientes, y La Candelaria, con 1.630 personas. En conjunto, el HUC y La Candelaria acumulan más de la mitad de los pacientes isleños que aguardan para entrar a quirófano, con 18.386.
Sobrecarga
Tras encadenar tres semestres consecutivos de reducción de las listas de espera, la Consejería de Sanidad ha reivindicado la importancia del Plan Activa para continuar bajando la demora así como el número de pacientes que aguardan para ser operados. Entre otras medidas, desde septiembre del año pasado se impulsaron planes quirúrgicos especiales los fines de semana y de lunes a viernes, fuera de la jornada habitual.
Pero el presidente del Consejo Canario del Colegio de Médicos considera que «si se ha hecho esa reducción de las listas de espera con el mismo número de médicos, hay que imaginarse la sobrecarga que tienen». Martin considera que de forma temporal los médicos pueden doblar turnos o trabajar los fines de semana, pero «eso va afectando a la salud psicológica y física o la conciliación». Por ello, para seguir disminuyendo las listas de espera, aboga por aumentar el personal una vez que finalice el proceso de estabilización previsto para antes del 31 de diciembre de este año, con 12.000 plazas.
Martin también remarca que se debe gestionar desde la Atención Primaria, donde también se sufren las consecuencias. «Nos afecta porque cambia nuestro propio criterio a la hora de derivar a un paciente», explica Silvia Álvarez, médico de familia e integrante de la de Asociación de Médicos de Atención Primaria de Canarias. En este sentido, Álvarez recuerda que en Atención Primaria también pueden doblar turnos bajo unos criterios determinados, pero depende de la carga que ya de por sí tenga cada centro o de si se hacen guardias. «Se puede doblar una vez a la semana o una vez cada 15 días, pero es complicado trabajar de esa manera».
Por su parte, Guillermo de la Barreda, portavoz de la Asociación en Defensa de la Sanidad Pública Canaria, considera que la lista de espera no solo se reduce por las intervenciones o las citas en las consultas, sino que también «se incluyen los pacientes que han fallecido, los que han pasado a la sanidad concertada o privada, aquellos que renuncian porque se encuentran mejor o quienes tienen una patología agravada y la intervención no está indicada». Además del personal, apunta que las dificultades que tiene Canarias para aumentar el número de operaciones que se realizan también se debe a que «faltan camas y quirófanos».
«Se ha invertido mucho para doblar esfuerzos con el personal existente. Es lógico que dé sus frutos. Pero esto hará que los profesionales claudiquen. No se pueden mantener mucho tiempo y no hay dinero tampoco», agrega Cabrera. A su juicio, «lo que hace falta son más quirófanos, más espacios y más profesionales» y, para ello, ve imprescindible una planificación a medio y largo plazo para poder soportar el incremento de la población.