José Antonio Santana calcula que recoge 50 litros de aguas fecales cada vez que una de las tuberías cercanas a su hogar se obstruye. El agua se filtra hasta una de las habitaciones del hogar, donde vive su tío de 82 años en situación de dependencia. Desde el año pasado ya ha sucedido en cuatro ocasiones, pero es un problema que viene de largo. Hace 14 años las aguas de las cloacas comenzaron a afectar a la vivienda sin que supieran el motivo, más de una década después no han encontrado la fuga. Las reclamaciones no han surtido efecto y, ahora, la vida de este vecino del barrio de San Nicolás transcurre con la constante sombra de una posible filtración en cualquier momento.

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