«Hola, soy Marina. Me dedico a la gestión de citas. El pago no es por adelantado». Este es uno de los mensajes que una vendedora de citas de Extranjería ofrece a través de un canal de Telegram. Ella ofrece cada reserva a 35 euros. «Me puedes enviar tu número de Whatsapp y te pido los datos que necesito para obtenerla», indica en una conversación privada. Como Marina hay decenas de pícaros que pretenden hacer de la necesidad negocio en un espacio de la red de mensajería Telegram con casi 1.500 miembros, cientos de ellos migrantes que necesitan hacer gestiones, a veces urgentes. 

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