Rodolfo Hernández, un ingeniero convertido en político y al que se le llegó a llamar el «Trump» colombiano y que perdió la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2022 con el actual mandatario Gustavo Petro, murió este lunes a los 79 años por un cáncer terminal.

Hernández, que tuvo un sinfín de salidas poco habituales en los políticos, propuestas de tinte populista sobre todo de lucha contra la corrupción y episodios de ataques verbales e incluso físicos a otros políticos, falleció en Piedecuesta, en el departamento de Santander.

Su nombre comenzó a sonar en la política colombiana desde que fue alcalde de Bucaramanga, la capital de Santander, pero a nivel nacional su rostro era casi desconocido hasta que dio la sorpresa en 2022 y con una gran despliegue en redes, un discurso que calaba para los descontentos con la política tradicional consiguió meterse en la segunda vuelta y quedarse a apenas 680.000 votos de ganarle la Presidencia a Petro.

Hernández fundó el movimiento Liga de Gobernantes Anticorrupción desde donde protagonizó una atípica campaña en la que sus principales aliadas fueron las redes sociales desde las que atacó sin clemencia a los corruptos, su principal mensaje.

El exitoso magnate de la construcción, alejado de la política tradicional y de lo que él denomina «las castas» del poder, nació en 1945 en Piedecuesta, un pueblo del departamento de Santander, y arrancó su carrera en Bucaramanga, la capital regional, donde se hizo millonario en el negocio de la construcción de viviendas de interés social.

«El ingeniero»
Criado en una familia de clase obrera, estaba casado con Socorro Oliveros y tuvo cuatro hijos: Juliana -desaparecida tras ser secuestrada por la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) en 2004-, Luis Carlos, Mauricio y Rodolfo José.

En su trayectoria política hizo de su título de «ingeniero» un elemento inseparable de su nombre, con la intención de dar la idea de que, al ser rico, no necesita «robar de las arcas públicas».

Hernández marcó un antes y un después en la política. Se las arregló para aparecer como una persona de carácter fuerte, con tendencia a lo pintoresco y chabacano, y sin miedo a la confrontación.

Una de propuestas como candidato fue que si llegaba a ser Presidente de Colombia acabaría con la corrupción y el despilfarro de los recursos públicos y para tal fin propuso vender la Casa de Huéspedes de Cartagena, que es de la Nación, reducir el número de la flota aérea y hasta la seguridad presidencial.

La fuerza política de Hernández le permitió lograr 10.580.412 votos contra los 11.281.013 que obtuvo Petro.

Luego de esa derrota Hernández reconoció los resultados y obtuvo un escaño en el Senado por el Estatuto de la Oposición, creado tras la firma del acuerdo de paz entre el Gobierno de Juan Manuel Santos y la desmovilizada guerrilla de las FARC. Sin embargo, solo estuvo unos meses en el Legislativo y renunció.

Ahí comenzó una caída libre, tras perder el año pasado la Gobernación de Santander, el pasado mes de junio fue condenado a 64 meses de prisión por corrupción en la adjudicación de contratos cuando era el alcalde de Bucaramanga. Fue en el mismo juicio en el que reveló, entre lágrimas, que padecía un cáncer colorrectal.

«Lamento la muerte de Rodolfo Hernández después de una larga lucha contra el cáncer, un abrazo a su familia», fue la despedida que le hizo Petro a su rival en las últimas elecciones.

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