David Lammy, ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido, anunció el lunes en el Parlamento la suspensión de algunas ventas de armas a Israel, medida que afectará aproximadamente a 30 de las 150 licencias existentes. Se esperan más detalles sobre esta decisión en los próximos días. Esta medida llega tras el descubrimiento de seis rehenes israelíes muertos en un túnel en Rafah, secuestrados por el grupo terrorista Hamás.

Lammy aclaró que la acción no constituye un embargo total ni una prohibición general de venta de armas, sino que responde a la obligación legal del gobierno británico de revisar sus licencias de exportación en situaciones de conflicto.

El ex asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, Robert O’Brien, advirtió sobre posibles tensiones entre el Reino Unido y Estados Unidos si el gobierno británico, liderado por el primer ministro Keir Starmer, decide avanzar con un embargo de armas hacia Israel. En declaraciones al grupo de expertos Policy Exchange, O’Brien señaló que una suspensión de licencias podría causar una “ruptura grave” en las relaciones entre ambos países, independientemente de la administración estadounidense en el poder.

O’Brien sugirió cautela al Reino Unido, indicando que en un entorno donde Rusia y China representan amenazas significativas, es crucial considerar cuidadosamente las repercusiones de un embargo de armas. Además, destacó que el Congreso de Estados Unidos podría responder negativamente, imponiendo un contraembargo que afectaría la exportación de armas estadounidenses al Reino Unido y pondría en riesgo la participación británica en proyectos de defensa clave, como la producción de los aviones de combate F-35.

En cuanto al programa del F-35, O’Brien destacó que este es un proyecto de cooperación internacional y que su entrega a Israel continuará sin importar las decisiones de otros países, incluidos Turquía y el Reino Unido. Argumentó que sería perjudicial para el Reino Unido quedar fuera del desarrollo de plataformas avanzadas de defensa debido a una decisión de embargo que considera desaconsejable.

Por otro lado, O’Brien se pronunció sobre la relación del Reino Unido con la Corte Penal Internacional (CPI), sugiriendo que Londres debería reevaluar su postura respecto a la solicitud del fiscal jefe de la CPI, Karim Khan, de emitir órdenes de arresto contra el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu y el ministro de Defensa, Yoav Gallant. O’Brien calificó la persecución de líderes israelíes por la CPI como “una broma” y recomendó al Reino Unido tomar medidas para limitar la participación de la CPI en estos asuntos, argumentando que esta corte es un “obstáculo para la paz en la región”.

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