Las mafias de la marihuana están extendiendo sus brazos criminales también hasta el tráfico de personas. Junto al aumento de la actividad y la violencia que recogen los datos policiales, los narcotraficantes están reclutando mano de obra esclavizada para cuidar y vigilar las plantaciones. Se trata de personas que son captadas en sus países de origen y que, mediante falsas promesas de empleo, son trasladadas a España para hacerse cargo de los cultivos en condiciones muy precarias: viven en condiciones insalubres, son controladas por videovigilancia y reciben castigos severos si se atreven a abandonar los cultivos. Son los «esclavos de la marihuana», de los que las fuerzas de seguridad encuentran cada vez más casos.

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