Cuando Cordero Vega señaló el final del partido en Butarque, Jagoba Arrasate respiró tranquilo. Al fin tenía su tan deseada primera victoria en Liga con el RCD Mallorca. No había urgencias ni era ningún drama cuando solo se llevan jugadas cuatro jornadas, pero todo proyecto que arranca necesita de triunfos que le permitan ir creciendo y ganando adeptos.
La posición del de Berriatua no es sencilla. Tras abandonar su zona de confort en Pamplona, tiene ante sí el reto de transformar un equipo preeminentemente defensivo en una plantilla que pueda ir a por los partidos.
La sombra de Aguirre es alargada y la paciencia es una virtud que cada vez está menos presente en el fútbol. Dos empates y una derrota eran el balance que arrastraban hasta el momento los bermellones, a los que se le suma ahora una victoria que llega en el momento preciso.
No hay nada mejor que irse a los tediosos parones por compromisos internacionales que con un triunfo en el zurrón. El nuevo Mallorca necesita tiempo para adaptarse, y más ahora tras el cierre del mercado. Con la incógnita de cómo saldrán fichajes como el del portugués Chiquinho, que llegó ayer a la isla.
El partido frente al Leganés era el segundo del curso ante un rival directo por la permanencia y el segundo a domicilio. La mala imagen que dejó el equipo en Pamplona era fácil de mejorar.
Y lo cierto es que, más allá de ceder parte de la posesión en la segunda mitad, el encuentro estuvo totalmente controlado por los bermellones, a los que lo único que se les puede reprochar es no haber cerrado el choque antes con las ocasiones de gol que tuvieron.
Fue un día para dejar claras varias cuestiones: Valjent y Raíllo no tienen por ahora discusión en el eje de la zaga. Dani Rodríguez, colocado en el centro y lejos de la banda, rinde como el que más. Asano es por ahora el único extremo desequilibrante del que echar mano y Larin va a tener que remar mucho si quiere contar con minutos de calidad tras ver el sábado el partido desde la banda, con Marc Domenech como titular.
Además, Arrasate pudo permitirse el lujo de sacar del once a jugadores fundamentales como Darder y Mojica, por lo que todo fueron buenas noticias.
La plantilla necesitaba sentirse ganadora. Llevan dos meses con un cambio de mentalidad prácticamente completo y vencer es la mejor de las medicinas para ganar tranquilidad. Con dos semanas por delante, el técnico del Mallorca debe ahora ensamblar a todas las piezas que acaban de llegar y seguir mejorando a las que ya hay.
Con el mercado de fichajes cerrado hasta enero, el conjunto bermellón tiene por delante el reto de ir cosechando triunfos que le permitan vivir tranquilo. El de este sábado fue el primero, ahora toca darle continuidad.
Suscríbete para seguir leyendo