Daniel Molina. 49 años. No conoce otra medalla que no sea de oro. Tras conquistar hasta en cinco ocasiones el título mundial y otras seis el de Europa, este lunes consiguió el oro con el que tanto soñaba, el de los Juegos Paralímpicos.
Fue incontestable. Tras acabar tercero los 20 kilometros de bici, arrancó a correr y dejó atrás en un visto y no visto a Max Gelhaar y a Nico van der Burgt, que tuvieron que resignarse con la plata y el bronce respectivamente ante la superioridad imponente que marcó Dani en los últimos cinco kilometros de la prueba.Lo soñó toda una vida desde aquel fatídico 28 de mayo de 1997, cuando un coche se saltó un ceda y se lo llevó por delante cuando conducía su moto. Perdió su pierna derecha, pero como ha relatado en muchas ocasiones, aquello le cambió la vida a mejor. Nunca ha mirado atrás y siempre ha creído en la nueva oportunidad que le abrió la vida tras 14 operaciones y dos años de autentico infierno.
Empezó a nadar, luego a correr y por último aprendió a ir en bicicleta con una sola pierna. Un proceso lento en el que llegó a competir en los Juegos de Atenas 2004 en natación y en el cual se fue superando una y otra vez a sí mismo.
En 2017 empezó su reinado en las series mundiales consiguiendo un título en Yokohama que nunca ha dejado ir de sus manos por muchos intentos que haya tenido que defender. Pese a ello, los Juegos siempre se le habían resistido. Las decepciones parecían repetirse solo cada cuatro años y ni en Río, ni en Tokio, fue capaz de conseguir billete. Para París, fue distinto.