Las ciudades costeras están en la primera línea de los impactos del cambio climático, por lo que necesitan adaptaciones sustanciales y urgentes a lo que los modelos climáticos prevén para el futuro. Sin embargo, las urbes con litoral marino de todo el mundo parecen estar adaptándose lentamente a los efectos del calentamiento global, según apunta una revisión sistemática publicada en Nature Cities, filial de Nature, la revista científica más citada del mundo.
En este “estudio de estudios” participaron más de una veintena de científicos de instituciones académicas de varios países, entre ellos el gallego Iván Villaverde Canosa, geógrafo por la Universidad de Santiago de Compostela, que contribuyó como investigador en la Universidad de Leeds (Reino Unido), aunque desde este verano trabaja como becario posdoctoral en la Universidad de Canterbury (Christchurch, Nueva Zelanda).
El último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) concluye que las ciudades costeras tienden a implementar intervenciones de adaptación de manera reactiva, en respuesta a sucesos de alto impacto, como inundaciones y grandes tormentas, y que aún existen muchas brechas en la adaptación urbana a los peligros inducidos por el cambio climático en las distintas regiones.
El trabajo publicado en Nature Cities (Wannewitz et al. Progress and gaps in climate change adaptation in coastal cities across the globe), cuya primera autora es la científica alemana Mia Wannewitz, de la Universidad de Múnich, analizó sistemáticamente la literatura académica para evaluar la evidencia sobre la adaptación al cambio climático en 199 ciudades costeras de todo el mundo. El estudio recuera que estas urbes «son focos de desastres y riesgos climáticos» y se enfrentan a «cambios ambientales cada vez mayores, como temperaturas récord de la superficie del mar» y «aumento de peligros como ciclones tropicales, inundaciones, tormentas, erosión y olas de calor». Estos cambios, prosiguen los investigadores, interactúan con las «vulnerabilidades urbanas impulsadas por la desigualdad, la pobreza y la infraestructura inadecuada».
Según esta revisión, la mayor parte de la adaptación en las ciudades costeras se registra en economías de altos ingresos (56%), lo que contrasta con el hecho de que solo el 16% de la población ubicada en zonas costeras de baja elevación –más vulnerables ante una eventual subida del nivel del mar y grandes tormentas– vive en dichas economías.
Para adaptarse al cambio climático, la mayoría de las ciudades costeras se basan en experiencias pasadas y presentes en lugar de proyecciones de riesgos futuros: «En la mayoría de las ciudades costeras incluidas en nuestra muestra –explica el estudio– la adaptación sigue siendo poco profunda en todos los grupos de ingresos y regiones». Cita varios ejemplos, como Nueva York y Miami Beach, en Estados Unidos, que están implementando inversiones en infraestructura a gran escala para la protección contra inundaciones.
Infraestructuras y seguros
La adaptación suele consistir en «ampliación de prácticas existentes», destacan los científicos, que ponen como ejemplo las medidas de infraestructura para evitar inundaciones o contratar seguros contra ellas. «La velocidad de adaptación urbana costera se considera en su mayoría lenta», señalan, y añaden que «hay poca evidencia de que el riesgo se reduzca mediante estas medidas».
Leslie Mabon, profesor de Sistemas Ambientales en The Open University (Reino Unido), que no participó en el estudio, recuerda, en declaraciones a SMC que las ciudades costeras en países de bajos ingresos están siendo las primeras y más afectadas por los efectos del cambio climático, pero la base de evidencia científica sobre estas ciudades costeras de países menos ricos es mucho más limitada en comparación con las naciones más ricas. «La comunidad científica internacional puede y debe hacer mucho más para aprovechar este rico cuerpo de evidencia y apoyar a los científicos e investigadores de ciudades y países costeros menos favorecidos para que puedan compartir sus conocimientos sobre adaptación climática con sus colegas a nivel internacional», propone.