El ciclismo español ya tiene alguien más en quién creer, una nueva referencia y un ídolo para las etapas de montaña. Pablo Castrillo no se arruga ante nadie cuando se escapa, cuando mira lo poco que la niebla asturiana le permite contemplar en las rampas de garaje del Cuitu Negru, a través de una pequeña carretera asfaltada que se desplaza entre pistas de esquí. 

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