La fertilidad de la mujer se reduce considerablemente a partir de los 30 años debido al envejecimiento de los ovarios. y, a partir de los 35, se acelera progresivamente. Desde un punto de vista biológico la edad ideal para ser madre estaría entre los 25 y los 30 años, sin embargo, las mujeres retrasan cada vez más la decisión de tener hijos, entre otras cosas por el contexto socioeconómico o por motivos laborales. Hace una década, empresas como Facebook o Apple decidieron financiar a sus trabajadoras el coste de la congelación de óvulos para que éstas pudieran centrarse en sus carreras profesionales.

La congelación es una opción cada vez más demandada por mujeres que deciden retrasar su maternidad y la alternativa más eficaz para mujeres que se ven obligadas a someterse a un tratamiento de quimioterapia o radioterapia, que, en la mayoría de los casos, producen daños irreversibles en los óvulos. Sólo podrían ser madres preservando sus óvulos.

“La principal razón para preservar es el retraso de la maternidad a un tiempo posterior, en unas pocas ocasiones por cuestiones médicas y en la mayoría por razones sociales o laborales”, nos confirma la Dra. Corazón Hernández Rodríguez, jefa de la Unidad de Reproducción Asistida del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz. Las técnicas de conservación para la preservación de óvulos han mejorado de forma notable en los últimos años, pero no así su percepción social. “Aún nos queda tiempo para que haya una concienciación sobre la preservación de óvulos como la única alternativa hoy en día que nos va a dar una posibilidad futura de ser madres cuando la reserva ovárica se haya agotado”, añade.

¿Qué es la vitrificación?

La técnica más frecuente es la vitrificación ovocitaria, que cuenta con una tasa de éxito tras la descongelación de más del 40% de tasa de gestación por transferencia embrionaria, según el Registro de la Sociedad Española de Fertilidad.

Los ovocitos se congelan mediante un proceso de vitrificación. Primero se estimula de forma controlada el ovario mediante un tratamiento hormonal para conseguir el mayor número de folículos posibles. Cuando llegan a su estadio de maduración óptimo, se extraen y se someten a una técnica de congelación ultrarrápida (vitrificación), que evita la formación de cristales de hielo, evitando así que se lesionen las estructuras intracelulares.

“Sin duda el gold estándar es la congelación de óvulos, pero en edades tempranas o cuando no hay tiempo podría valorarse la congelación de tejido ovárico”, asegura la Dra. Hernández en relación a los casos de aquellas mujeres jóvenes que tienen que enfrentarse a un tratamiento médico con posible afección a su capacidad reproductiva, como la quimioterapia o la radioterapia.

En los últimos tiempos se está hablando de técnicas de rejuvenecimiento ovárico. En todo caso, se trata de un procedimiento en fase experimental. “A día de hoy no existe el rejuvenecimiento ovárico y lo que se está consiguiendo con nuevas técnicas o tratamientos es la reactivación ovárica, pero no asociada a una mayor tasa de éxito en cuanto a embarazos evolutivos”, aclara la Dra. Hernández.

¿Cuándo deben congelarse los óvulos?

Hoy por hoy, la única solución para aquellas mujeres que deciden aplazar su maternidad es la congelación de óvulos. Los especialistas recomiendan extraer los ovocitos lo antes posible, por debajo de los 35 años cuando se supone que todavía no ha empezado el proceso de envejecimiento. La Dr. Hernández Rodríguez aconseja a las mujeres que ya hayan tomado la decisión, que lo hagan de inmediato, “en cuanto se lo planteen y, sobre todo, embarazarse de forma natural lo antes posible, aunque tenga óvulos congelados”.

La calidad de los óvulos es vital a la hora de conseguir un embrión viable y, según aclara la doctora consultada, está directamente relacionada con la edad de la mujer. Añade que, aunque hay mujeres de edad avanzada con una buena reserva, por lo general, tienen peor pronóstico. “El éxito es directamente proporcional a la reserva ovárica e inversamente proporcional a la edad. A más edad, menos posibilidad de embarazo, y a mayor reserva ovárica, más posibilidad de embarazo”, enfatiza.

¿Qué pasa después?

El proceso de vitrificación no afecta a la fertilidad de la mujer que se somete al mismo ya que un ovario en buenas condiciones, posee una reserva de ovocitos más que suficiente. Una de las ventajas de esta técnica es que los óvulos congelados no se deterioran con el tiempo. Cuando llegue el momento, se descongelarán en el laboratorio de forma controlada y se someterán a una fecundación in vitro. Previamente se habrá preparado a la madre para que su endometrio esté listo para acoger el embrión.

La congelación de óvulos es una técnica que existe desde la década de los 80. En nuestro país, fue recogida por primera vez en la ley 35/1988 sobre Técnicas de Reproducción Asistida, pero especificaba que «no se autorizará la crioconservación de ovocitos con fines de reproducción asistida en tanto no haya suficientes garantías sobre su viabilidad después de su descongelación». La normativa, que fue objeto de mucha controversia, fue modificada en 2003, para autorizar expresamente “la realización de experiencias controladas, con fines reproductivos, de fecundación de ovocitos o tejido ovárico previamente congelados, relacionadas con las técnicas de reproducción humana asistida”.

En 2013 apenas medio millar de mujeres tomaban la decisión de congelar óvulos por causas no médicas, pero esta opción ha ido creciendo progresivamente. En 2020 un total de 5.480 mujeres se sometieron a este proceso, según datos de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF).

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