De todos los asuntos que pueden remover las aguas internas en el PSOE, la financiación autonómica es el que suele provocar mayor marejada. El partido comenzó agitado el mes de agosto y lo termina con un golpe de Pedro Sánchez encima de la mesa. El secretario general ha decidido adelantar a otoño el congreso federal para, entre otras cosas, activar la renovación de los liderazgos territoriales. Un movimiento que, casualmente o no, coincide con la tempestad desatada por algunas federaciones socialistas contra lo que ERC llama «concierto económico solidario» y la dirección del PSOE, «financiación singular».

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