Amanda Melián, dueña de la conocida como ‘casa de la grieta’ del volcán Tajogaite, vivienda que pese a salvarse quedó semisepultada por la ceniza de la erupción que afectó a La Palma desde el 19 de septiembre de 2021 y que duró 85 días, ha decidido cubrir con plástico la parte que aún sobresalía en protesta por las trabas burocráticas para recuperarla y por su uso como atractivo turístico.
De esta manera, la propietaria, que desde hace tres años vive con su familia en una vivienda de módulos prefabricados que le ha entregado temporalmente el Gobierno de Canarias, ha afirmado que está «harta» de la incertidumbre en que la han sumido las administraciones públicas, por lo que ha decidido que si no le facilitan el acceso y los permisos para rehabilitar su casa, tampoco permitirá que le sigan sacando fotos.
En declaraciones a ElValledeAridane.com –web de la Asociación Tierra Bonita dedicada a informar sobre la situación de los afectados– recogidas por Europa Press, ha señalado que con esta acción quiere llamar la atención de la sociedad sobre la «injusticia» que a su juicio ha cometido con ella la administración pública, ya que sufre una incertidumbre «tan dolorosa como la propia erupción».
«Estoy harta de ver mi casa en medios de comunicación y en redes sociales como si solo fuera una atracción turística mientras yo llevo casi tres años sin que nadie de ningún organismo público me explique absolutamente nada sobre qué pasará con mi vivienda, así que he decidido taparla porque no es justo lo que nos ha pasado», aseveró.
Problemas burocráticos
Además, explicó que para los damnificados son todo problemas burocráticos mientras que para los turistas y visitantes hay facilidades para que hagan senderismo y saquen fotos a viviendas sepultadas como la suya.
Al respecto, la dueña de la ‘casa de la grieta’ apuntó que la única persona de una administración pública que ha contactado con ella fue el alcalde de El Paso, quien la semana pasada le comunicó que el último decreto publicado por el Gobierno canario recoge que su casa se podrá reconstruir y rehabilitar.
«Yo no quiero ni que me la expropien ni dejarla como está para excursiones turísticas, aunque me paguen por ello; lo que quiero es desenterrarla y rehabilitarla«, aseveró para incidir en que aún no tiene acceso ni autorizaciones para poder llevar a cabo esta obra y que hasta principio de este 2024 no dejaron que visitara su casa.
Finalmente, ha admitido que no podrá volver a residir en esta edificación a corto ni medio plazo debido a la inestabilidad del terreno tras la erupción y por la falta de accesos, lo que resulta un inconveniente para sus hijos menores aunque sí quiere recuperar el uso de esta propiedad.