Las dos mujeres y tres hombres que acompañaban a Dennis Viehof a bordo del yate ‘La luna’ cuando el viernes por la noche golpeó contra una barca en Cala Bona y causó la muerte del joven Guillem Comamala, de veinte años, admitieron ante la Guardia Civil que habían consumido bebidas alcohólicas aquella tarde, pero negaron que estuvieran borrachos. El patrón del yate, piloto de aviación de 35 años y miembro de una de las familias más ricas de Alemania, está imputado por un delito de homicidio imprudente. El hombre había sido citado por la Guardia Civil en la Comandancia de Palma, donde se presentó acompañado por su abogado, el penalista Fernando Mateas.
La Guardia Civil prácticamente ha concluido la investigación del accidente, ocurrido a las diez de la noche del pasado viernes en aguas de Cala Bona, en Son Servera. El ‘La luna’, un lujoso yate de veinte metros de eslora y unas cuarenta toneladas, golpeó contra una pequeña barca en la que Guillem Comamala, de veinte años, estaba pescando con dos familiares.
La barca se vio sacudida por el impacto y perdió el motor fuera borda. Guillem cayó al agua y fue alcanzado por las hélices del yate, que le causaron la muerte. Los otros dos ocupantes de la barca no le vieron caer. Localizaron el cuerpo en el agua porque todavía llevaba un frontal con una luz encendida. Cuando le rescataron el joven ya había fallecido. La barca apenas sufrió daños, salvo la pérdida del motor.
Los pasajeros del La luna manifestaron posteriormente que ninguno de ellos se percató del accidente. Regresaron al puerto de Porto Cristo y al día siguiente tenían previsto salir a navegar de nuevo. Fue entonces cuando la Guardia Civil localizó el yate.
Los responsables del Servicio Marítimo de la Guardia Civil identificaron al patrón del yate y agentes del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) inspeccionaron el casco y descubrieron señales del accidente. El piloto, que es hijo del propietario, facilitó en ese momento toda la documentación que le requirieron y se ha mantenido localizado por la Guardia Civil.
A lo largo de los días siguientes, los investigadores tomaron declaración tanto a los pasajeros del barco como a otros testigos que les vieron aquella tarde, entre los que está otro navegante que presenció un incidente, cuando la lancha auxiliar del ‘La luna’ estuvo a punto de arrollar otra pequeña barca en Cala Agulla. Este testigo declaró que los ocupantes del yate parecían estar de fiesta y bajo los efectos del alcohol. En sus declaraciones, los pasajeros admitieron que habían bebido durante la travesía, pero negaron que estuvieran borrachos. El piloto imputado por el homicidio imprudente se acogió a su derecho a no declarar.