“Cuando llegábamos a los campos de concentración en esos trenes infectos para ganado, nos desnudaban, nos mordían sus perros, nos deslumbraban sus focos”, relató Enric Marco en la celebración del 60º aniversario del fin de la II Guerra Mundial, en un Congreso de los Diputados lleno de parlamentarios llorosos. Sucedió muy poco antes de que se descubriera que la dramática historia de crueldades y vejaciones sufridas en el campo de concentración de Flossenbürg que llevaba 30 años contando -años de conferencias y condecoraciones como la Cruz de Saint Jordi-, era completamente falsa. “Era un hombre que había nacido en el psiquiátrico de Sant Boi (Barcelona), que siendo un bebé le fue arrebatado a su madre y que a menudo creció sin tener a su padre al lado, completamente solo”, explica acerca de él Eduard Fernández, que le da vida en el biopic ‘Marco’ y que, en el proceso, ofrece una interpretación literalmente monumental. “Yo creo que a lo largo de toda su vida estuvo buscando un lugar en el mundo en el que sentirse querido”.

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